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Larga, larga… / La Feria

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Sr. López

 

Decíamos ayer (como NO dijo quien dicen dijo), que la carta de AMLO al Trump pone los pelos de punta por su tufo complaciente y porque es equivalente a presentar en grandes líneas el programa o los propósitos de su gobierno en cosas del todo ajenas a la relación bilateral.

 

El responsable directo -por ser quien firma la carta-, es AMLO, claro, por supuesto, aunque tiene uno derecho a suponer que corresponde a Marcelotzin Ebrard en su papel de Canciller predesignado, la obligación de asistir, asesorar, informar y hasta contradecir al próximo Presidente (en privado, se entiende), en todo lo relativo a las relaciones exteriores del país, pues siendo tan dilatado el campo de acción del Poder Ejecutivo, es imposible que el Titular del Ejecutivo sea experto en todo lo que abarcan sus facultades, del combate a la pobreza, la inseguridad y la corrupción, al fomento cultural, la educación, la salud pública, el desarrollo tecnológico y el empleo, pasando por cuestiones fiscales, de procuración de justicia, trazo de carreteras, explotación del mar patrimonial minería y energéticos, o las normas de disposición de desechos radioactivos, por mencionar unos pocos temas por los que ponen la cara nuestros presidentes. Es Marcelotzin el que tenía y tiene que estar a las vivas en lo de nuestra relación con el resto de los países, en particular con los EUA. Digo.

 

Para empezar, es de pena ajena que la carta tenga siete cuartillas. Un Jefe de Estado no tiene tiempo para semejante cosa. Jure usted que en su oficina le hicieron un resumen (brevísimo). Los que sí toman nota y conservan el documento, en el caso de los EUA, son los del Departamento de Estado (que funciona desde 1789, como responsable de las relaciones internacionales de ese país).

 

La otra cosa que es de pena ajena es precisamente, mandarle una carta al gañán Trump: ¿y si no la contesta, quién queda con la mano extendida?… ¿y si la contesta el Jefe del Departamento de Estado, quién queda de gato?

 

Luego, da rubor que quien sin duda será nuestro próximo Presidente, inicie la carta al tipo que se ha hartado de maltratar a nuestro país, de manera tan obsequiosa: “Deseo, en primer término, agradecerle la buena disposición y el trato respetuoso recibido por parte de usted (…)” ¿y el trato que da a nuestros connacionales allá?… ¿y el muro?… ¿y la Guardia Nacional yanqui en la frontera?… ¿y los aranceles que ha impuesto a México?…

 

Luego, resulta curioso que quien pronto será nuestro Presidente, le comente al de los EUA, cosas de su programa de gobierno en México: “(…) el gobierno entrante -el de AMLO-, llevará a cabo el más grande esfuerzo que se haya realizado nunca en México. El nuevo proyecto de nación que llevaremos a la práctica consistirá en desterrar la corrupción, abolir la impunidad, actuar con austeridad y destinar todo lo que se ahorre a financiar el desarrollo del país”. O sea, lo de que los trapos sucios se lavan en casa ya no rifa y se vale comprometerse (¿prometer?), con el Presidente de otro país que combatirá la corrupción e impunidad, que trabajará con austeridad y lo que se ahorre lo va a invertir… como de empleado a patrón.

 

Y ya en ese plan, le siguió a lo barrido: “(…) dispondremos de mayor inversión pública la cual será utilizada como capital semilla para fomentar la inversión privada y para destinar presupuestos significativos a la producción, la creación de empleos, la reactivación del sector agropecuario y energético, la educación, la cultura y la salud; así como el financiamiento del desarrollo regional de sur a norte (…) vamos a sembrar un millón de hectáreas de árboles frutales y maderables en el sureste del país, tanto para efectos de restauración ecológica, como para crear cuatrocientos mil empleos. Se fomentará el turismo en el Caribe y en las zonas arqueológicas de las culturas olmeca y maya, porque vamos a construir una línea férrea para un tren de alta velocidad que recorrerá la ruta Cancún-Tulum-Bacalar­ Calakmul-Palenque”. ¿De veras eso forma parte del trato con un Jefe de Estado de un país extranjero?… pensaría uno que son asuntos domésticos y que aún falta que el señor asuma el cargo, presente sus proyectos a la Cámara de Diputados y que se los aprueben… no, ya todo es un hecho, nada estorbará sus designios. El tío Sam sonríe, maléfico, como siempre ha sido.

 

No son ganas de criticar, es que se pasó de la raya, a menos que hasta asuntos fiscales y ubicación de oficinas de nuestro gobierno sean asuntos a reportar al Trump: “(…) se van a recorrer las aduanas mexicanas hacia el sur, tierra adentro, de veinte a treinta kilómetros de la línea divisoria; en la zona libre o franca se reducirá el Impuesto Sobre la Renta (ISR) a 20 por ciento; el Impuesto al Valor Agregado (IVA) será de 8 por ciento en promedio, la mitad de lo que se cobra en la actualidad (…) se reducirán Impuestos Especiales a la Producción y Servicios (IEPS) para establecer tarifas y precios de gasolina, diésel y electricidad, iguales a los de Estados Unidos; desde el 1 de enero de 2019, en toda la zona libre de la franja fronteriza, se aumentará el salario mínimo a cuando menos el doble de lo estipulado en la actualidad”. ¿Cómo para qué le avisa al Trump?

 

De verdad don Marcelotzin, ayude a su jefe, porque la carta al Trump incluye asuntos de Centroamérica, como si también esos países estuvieran esperando las directrices y propuestas de México: “(…) cada gobierno, desde Panamá hasta el Río Bravo, trabajaría para hacer económicamente innecesaria la migración de sus ciudadanos y cuidar sus fronteras (…)”. Bueno, a ver a qué les supo la boca a los gobiernos de esos países.

 

Y no iba a faltar el detalle chusco: “(…) México y Estados Unidos han sido dos países que (…) han tenido una historia en común fuera de serie. (…) Nos unen muchas cosas buenas. Lazos que no se pueden romper: cultura, idioma, tradiciones y, sobre todo, una larga amistad y mucha solidaridad (…). Sí, en especial el idioma y una larga amistad, larga, larga…

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