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La simulación es lo de hoy / Código Nucú

La simulación es lo de hoy / Código Nucú
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César Trujillo

 

En política nada es lo que parece. Las estrategias de la apariencia y la sustitución de la realidad son el pan de cada día. Pasamos de imágenes caóticas y contextos aplastantes a un limbo de figuras decorativas y falsos escenarios; del sufrimiento por la inacción gubernamental a un maquillaje exquisito que es el fiel reflejo de la frivolidad que ha caracterizado a Chiapas en estos años.

La simulación es, pues, como señala el filósofo y sociólogo francés Jean Baudrillard, una de las claves para comprender la experiencia extrema de la modernidad, junto al concepto de ilusión y realidad. Conceptos, ambos aclaro, que hoy en día son una experiencia de dilución radicalizada y extendida que ha transformado a la sociedad en un sistema de simulaciones.

Por eso no es de sorprender que en la antesala del arribo del presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, a la capital Tuxtla Gutiérrez, el gobierno diera órdenes de mostrar un rostro distinto al que quienes acá vivimos estamos habituados. Donde la plaza central, que es refugio para los desplazados del Ejido Puebla de San Pedro Chenalhó, lució rodeada de vallas que fueron colocadas por la noche bajo los mismos protocolos de la brecha distintiva y divisoria entre el poder político y el pueblo.

Por algo Karl Marx retomaba una frase de la obra La tempestad de William Shakespeare y señalaba que “todo lo sólido se desvanece en el aire”, frase que se erige como una sentencia condenatoria a los comportamientos banales de la clase política de nuestro país y que define una verdad insoslayable: la simulación subsiste pese a la comprensión de la realidad.

Y si analizamos fríamente dicha frase es una máxima que representa de forma fiel lo que hoy vivimos. Sobre todo en estos tiempos donde proliferan las puestas en escena y la teatralización, ingrediente favorito de las relaciones político-sociales de los gobiernos en turno y de la sociedad misma desde sus diferentes centros de comportamiento.

Así, la simulación política es la muestra del cinismo con el que las cúpulas todopoderosas se mueven sabedoras de que una gran parte de la misma sociedad es partícipe, consciente o inconscientemente, de estos actos.

Porque quienes acá vivimos sabemos que ni lavando las paredes que exigían justicia para el periodista asesinado en Yajalón, mi amigo Mario Gómez, que ni limpiando y perfumando la enorme plancha de cemento que es el parque central, ni montando un circo de recibimiento, ni arribando al edificio del Poder Ejecutivo que se cae a pedazos en la misma ignominia gubernamental, se pueden ocultar las realidades.

El mismo presidente electo sabe lo que pasa y entiende que la simulación, hoy más que nunca, es requerida porque es un mal necesario en estos tiempos donde la práctica deliberativa y la deliberación misma perdieron su espacio y peso, y, eso sí, cedieron paso a los montajes políticos, a la concurrencia comunicacional y a la parafernalia que da pie a la “ceremonialidad” que alimenta el ego de la clase en el poder.

Chiapas lleva seis años sumido en una burbuja de simulaciones, de montajes cínicos que nos tienen con los resultados a la vista de todos: sin crecimiento, sin circulante en las calles, con altos índices de inseguridad, con una ingobernabilidad causa de la apatía, sin aplicación de políticas públicas y entre los tres estados más pobres a nivel país.

¿Qué al gobernador Manuel Velasco Coello lo van a meter en cintura o que le fincarán responsabilidades por el desastre en que dejó al país? No. Eso no va a pasar. No, al menos, en un futuro inmediato donde las formas y el fondo mismo han quedado claros en su relación de poder con el gobierno de AMLO que entrará en funciones en diciembre.

¿Qué sigue? Guste o no, la simulación. Las mismas puestas en escena. Los discursos populistas más arraigados. Los acoplamientos que permitan que ese lenguaje cupular siga fluyendo en un país que se desangra y que pide a gritos un cambio que, por el bien de todos, esperemos llegue.

Manjar

Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México, respondió a quienes gritaban y le pedían sanción para los ex gobernadores de Coahuila, Humberto y Rubén Moreira en un mitin ayer por la tarde en Torreón, Coahuila. “En mi gobierno no se perseguirá a nadie. Si metemos a la cárcel a un político, como se ha hecho en otros gobiernos para buscar legitimidad, pedirán que se meta a otros también a la cárcel, y nunca terminaríamos”. Firme y sonriente, señaló que en su gobierno se abocará a la transformación del país. Imaginen la amplia sonrisa de Juan Sabines, Manuel Velasco, los Moreira y todos los que ahora están en funciones sabiendo que la #CuartaTransformación por fin llegó. #CámaraNoMeAgüito // “Una nación sin elecciones libres es una nación sin voz, sin ojos y sin brazos.”. Octavio Paz #LaFrase // La recomendación de hoy es el libro Nubosidad variable de Carmen Martín Gaite y el disco Bad Magic de Motörhead. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

                              

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

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