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La Feria / De malas

La Feria / De malas
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Sr. López

Tía Lola era flaca, alta y amarga: toda la familia le sacaba la vuelta porque para ella todo estaba mal y todo criticaba, la parentela, su marido, sus hijos, Toluca, la iglesia, el gobierno, el país: todo mal. Su boca hacía cera y pabilo de cualquiera. Tío Manuel, su marido, le tenía mucha paciencia y con calma, años y años, trató de mediar; sus hijos nomás no le hacían caso. Y así, la tía fue alejando a todos -al cura también-, hasta que un día reventó la noticia: tío Manuel la había dejado. Ya de viejita vivía en casa de su prima hermana, la abuela Virgen (la de los siete embarazos), con visitas muy ocasionales de sus hijos; y a su texto servidor, le decía: -Algo quiere Virgen de mí… algo quiere –no tenía remedio.

 

No sé usted pero el teclado se lee diario, cinco periódicos y por cosas del oficio, mantiene abiertos todo el tiempo tres portales de noticias del momento, y no se pone pesimista, porque es noticia lo que llama la atención, lo malo, que lo bueno es lo común. No es noticia que ayer no se incendió ningún edificio de apartamentos en Londres, ni que una mamá le dio pecho a su bebé. Bendito sea Dios, eso no es noticia.

 

Otra cosa son las notas que sin ser inventadas, presentan las cosas como si el mundo estuviera al borde de un desastre global: hambre, migraciones, calentamiento global, crisis financiera, contaminación, terrorismo, el Trump… cualquiera no se preocupa.

 

No es esto una oda al optimismo idiota, pero a sabiendas de que eso pensará de este López, le hago saber: nunca hemos estado mejor, ni en el mundo, ni en México (¡eeeh…! cálmese, tampoco es cosa de insultarnos).

 

Mire, empezando por el mundo (ahorita vemos lo del país), sí hay guerras, sí hay hambre y todo lo demás (y Trump), pero en el ‘Informe sobre Desarrollo Humano’ de la ONU elaborado en 2016 (página 13), dice que aun y cuando de 1990 a 2015, la población mundial creció de 5,300 millones a 7,300 millones en 2015 (dos mil millones más terrícolas en 25 años), en el mismo periodo más de mil millones de personas salieron de la pobreza extrema; 2,100 millones obtuvieron acceso a saneamiento mejorado; más de 2,600 millones tuvieron acceso a una fuente mejorada de agua potable… y la mortalidad de niños menores de 5 años, se redujo más de la mitad (de 91 a 43 por cada 1,000 nacidos); sigue disminuyendo la incidencia de VIH, malaria y tuberculosis; ha crecido un 23% el número de mujeres en los parlamentos del mundo; y la pérdida neta mundial de zonas boscosas -de 2000 a 2015-, ha disminuido el 55%. La ONU no le está haciendo el caldo gordo a nadie; en este Informe señala muchos de los problemas actuales, como que una de cada 9 personas del planeta pasen hambre, pero también dice que es cuando menos hambre ha habido en la Tierra (Estado de la Inseguridad Alimentaria 2015), y que 72 de 129 países han cumplido la  meta de reducir la malnutrición a la mitad.

 

No se niegan los problemas, son muchos, algunos muy graves… pero no van empeorando, que la especie no es suicida.

 

Tampoco se niega que hay emisiones de gases efecto invernadero y calentamiento global, pero las universidades y centros de investigación alrededor del mundo, que se encargan de calcular el Índice de Área Foliar (LAI, por sus siglas en inglés: “Leaf Area Index”), mediante registros vía satélite, descubrieron boquiabiertos que al exceso de CO2 en la atmósfera, la naturaleza respondió incrementando en 36 millones de kilómetros cuadrados la superficie verde de la Tierra (tres veces la extensión de Europa), porque las plantas se nutren con el CO2 (lo que no significa que hay que echar más, no… pero nunca hemos tenido tantas áreas verdes, para berrinche de los profesionales del pesimismo). En fin, eso con todo y el Trump. Pasemos a México:

 

En 1821 éramos 6 millones de mexicanos (estimado del censo del  virrey Revillagigedo de 1791); en 1929, cuando acabó lo que llamamos Revolución, había 14.3 millones de alegres sobrevivientes; si ahora somos 120 millones de pobladores, de la Independencia para acá hemos construido 20 países, de la Revolución a estos días, más de ocho Méxicos, con muchos problemas, mal, con parches y metidas de pata, pero come bien o muy bien, la mitad de la población y la otra mitad de alguna manera sobrevive y respira con regularidad. Objetivamente. En 1944 se inauguró el Seguro Social con 355 mil derechohabientes, hoy con 19 millones 47 mil 825 afiliados, son más de 55 millones de derechohabientes… no es poco. La esperanza de vida al independizarnos, era inferior a los 30 años; para 1930, arribita de los 34 años, hoy estamos arriba de 75 años (en promedio, sigue habiendo bebés que mueren y viejitos de 100).

 

La barbaridad actual de homicidios, contando los de la guerra contra el narco, en 2016 fueron 16 por cada cien mil habitantes y la prensa nacional nos acaba de restregar en la cara que mayo pasado fue el mes con más muertos por violencia en 20 años… sí, es cierto, pero en 1940 la tasa de difuntos por violencia era  de 67 asesinados por cada cien mil habitantes: el cuádruple (no va usted a comparar).

 

Nuestro producto interno bruto anual, dice el Banco Mundial, en 1980 era de 250 mil millones de dólares (mdd); en 1994, último año de Salinas de Gortari, fue de 527 mil mdd (más del doble); en 2015, un billón 144 mil mdd (casi el doble otra vez)… podemos crecer más, sí, pero en 1960 el PIB era de 13 mil mdd y nomás piense que la población creció de ese año a ahora, tres veces (de 40 a 120 millones), y el PIB no creció tres veces, sino 88. Sí, algo se ha hecho.

 

No se trata de ser ingenuos ni de festinar nada, los datos son datos, México no está como antes, sino mucho mejor, aunque nuestro sistema político esté de pena ajena, pero ahora aunque pestilente, hay juego político, antes no; ahora hay prensa oficialista, sí, pero también periodismo sistemáticamente opositor, antes, ni soñando.

 

¿Nos damos por satisfechos?… no, al revés, hay que seguir apretando, porque esto puede ser mejor, sí, pero sin dramatizar, que se pone uno de malas.

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