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La Feria / ¡Aleluya!

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Sr. López

 

Hace mucho le conté de tía Herci (Hercila, de las de Autlán)… ¡esa!, la que se hizo muy rica con un abarrote que heredó chiquito y ella lo hizo emporio; ¡esa!, la misma que tuvo cuatro hijos -tres nenas y el más chico, un nene-, de cuatro señores (señores, no maridos, que trabajaba mucho y no tuvo nunca tiempo de casarse); alegre la tía. Sus hijas, tal vez por compensar la falta de bodas de su mamá, se echaron nueve (de mayor a menor: dos, cuatro y tres matrimonios); Neto -el varoncito-, nunca se casó porque le gustaba lo mismo que a sus hermanas y en aquellos tiempos no se estilaba ostentarlo. Bueno, pues una vez, en una sobremesa estaba la tía Herci y salió el tema de ‘los hijos’, pero ella cortó por lo sano: -Vamos a cambiar de tema, a mí nada me asusta pero tengo el techo de vidrio –y sí, mejor se cambió de tema.

 

Sabe usted muy bien que la Arquidiócesis Primada de México, la más importante del país, encabezada por el afamado Beto Rivera, edita un semanario -‘Desde la Fe’-, en cuyo editorial de ayer, nos hace saber que el Vaticano estudia la conveniencia de excomulgar a los corruptos, “con la finalidad de sensibilizar a la sociedad de la gravedad de sus actos”. ¡Ah, caray!

 

Podemos suponer que en algo interviene el cardenal en la redacción del órgano de difusión oficial de su arquidiócesis (le ha de echar un ojo, cuando menos), sabido como es, que don Beto no deja pasar oportunidad de apacentar a sus ovejas, preocupadísimo por la salud espiritual de su rebaño. Tal vez por eso el editorial de este domingo, se titula “Excomunión a corruptos” (derecha la flecha, para que luego no salgan con eso de que “yo no sabía”). De los seis robustos párrafos de la nota, los primeros cinco hablan de la Auditoría Superior de la Federación, de la brutal malversación de fondos, de los gobernadores de la república, de la  Reforma Político-Electoral, de partidos, de “narcocandidaturas”, del Instituto Nacional Electoral, del Proceso Electoral 2018 y propone una cosa muy concreta (“¡concretito!”, como gritaban en las asambleas estudiantiles del ’68):

 

“Con justificada razón la sociedad pide que los partidos respondan como terceros responsables del desfalco de las arcas por parte de estos delincuentes que ahora están bajo proceso. Lo más justo y lo mínimo sería la cancelación del registro de los partidos políticos cómplices y la obligación legal de reparar los daños causados, que siguen impidiendo el avance del desarrollo y del bien común”. (…mmm, don Beto, nos vamos a quedar sin partidos y de cancelarles el registro y que ellos reparen… bueno, con hacer una ley que tipifique la corrupción como ‘acto propio o ajeno’, ya con eso). ¡Padre!

 

Es en el último párrafo, el sexto, que la arquidiócesis se acordó que aunque fuera para taparle el ojo al macho, había que tocar algo de lo espiritual y ahí es donde viene lo de excomulgar corruptos. Dice:

 

“El Papa Francisco recuerda cómo la corrupción degrada la sana convivencia e impide la justicia que a todos corresponde. La conducta de gobernadores y funcionarios imputados en la comisión de delitos pisoteó la dignidad de los gobernados, aniquilando mejores condiciones para su futuro. Así, especialistas de la Santa Sede analizan ya la viabilidad para aplicar la máxima de las penas a estos políticos rapaces, a fin de sensibilizar a la sociedad de la gravedad de sus actos: la separación del cuerpo eclesial, es decir, la excomunión a los corruptos”. ¡Órale!

 

Lo interesante es que efectivamente, el Vaticano estudia el asunto. El pasado jueves 15 de junio, la Santa Sede realizó el primer “Debate Internacional sobre Corrupción”, que la prensa calificó como “conferencia”, a la que asistieron unas 50 personas: obispos, personalidades de instituciones vaticanas, magistrados antimafia y anticorrupción, víctimas, jefes de movimientos, periodistas, estudiosos, intelectuales y embajadores (en algunos diarios reportaron la presencia de funcionarios de la ONU, ha de ser).

 

Luego, el sábado 17 de este mes, el Vaticano emitió un comunicado en que precisó que estudia la necesidad de elaborar “una nueva doctrina legal para la Iglesia católica sobre la excomunión por corrupción y asociación con la mafia”. Como no hay mole al que falte un mexicano, a este fueron dos: Raúl Vera, obispo de Saltillo, y Rafael Ibarra Farfán, responsable de los programas sobre cultura de la legalidad de la asociación civil  ‘México Unido contra la Delincuencia’. A todo dar. Pero, hay un matiz: no está dirigido exclusivamente a políticos podridos. Es pareja la cosa. Mejor.

 

Ahora lo que falta, es nada más un detallito: que los integrantes de alguna mafia o los políticos que se dedican al saqueo del erario, aparte de sus ilícitas ocupaciones, tengan una fe de esas que mueven montañas y crean que un papel firmado en Roma, les cierra las puertas del Cielo, si es que creen en el Cielo, el Juicio Final, los sacramentos y todo lo que pierden si son excomulgados. Hágase de cuenta a Juan Charrasqueado llorando porque lo regañó el cura párroco. Puede ser. 

 

La excomunión es en derecho canónico algo así como la pena de muerte para el alma. ¿Pensarán los señores del Vaticano que les preocupa el estado de sus almas a los políticos desalmados?… a lo mejor sí… bueno, no a muchos, nomás piense en todos los políticos mexicanos que fueron y son masones, sin que se les altere el pulso por saberse excomulgados o en ‘entredicho’ (sin poder recibir la absolución de sus pecadotes).

 

No incurrirá este López en comentario ninguno acerca de que el Vaticano no excomulga a los curas pederastas que por ahí andan (aunque sean pocos o muy pocos): lo peor que les pasa es que ya no ejerzan de curas: artículo 1395 del Código de Derecho Canónico: (el clérigo que cometa un delito sexual) “con un menor que no haya cumplido 16 años, debe ser castigado con penas justas, sin excluir la expulsión del estado clerical cuando así lo requiera”.

 

Bueno, ahora ya sabemos cómo erradicaron tan rápido esa desviada conducta de entre sus filas. ¡Aleluya!

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