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La diáfana silueta de Silverio / Código Nucú

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César Trujillo


La primera vez que vi a Silverio Palacios en el cine fue convertido en Chuy Carranza en Y tú mamá también, de Alfonso Cuarón. Sin embargo, cuando conocí a Tony “El Caníbal”, el guarura del Mascarita en Matando cabos, empecé a seguirlo de cerca y a ver sorprendido la capacidad que tiene de pasar de un personaje a otro sin problemas (al menos eso es lo que demuestra).

Tras verlo como ese hombre que se tronaba el cuello y que repartía golpes a diestra y siniestra en el 2004, cuya estatura contrastaba de manera histriónica con la de Cosío, uno pensaba que era complicado poder verlo fuera de ese rol, de esas marcas que a muchos los sentencian y los dejan ahí.

No fue así. Silverio Palacios mostró de inmediato que actuar era cambiar de piel cada que se requería: era renovarse y reinventarse, era dejar de ser lo que se es para ser el otro, el que nos elige, el que nos sentencia y nos hace él. De ahí que nos entregara a personajes como El Ojitos, el Comandante Cayetano, Head Jailer, El Azteca, Joaquín, Leserio Domínguez, a uno de los Cucaracha, Lucio, Martín Menchaca, Atayde, José Alfredo Jiménez y al propio Silverio, por mencionar algunos.

En ocasiones, en sus personajes parecen asomarse la violencia o el miedo, ambos turnando su paso para ser evocados o convocados al festín y mostrarlos como el plato fuerte para la crítica frente a miles de personas. Y lo vemos como uno de los hermanos Cucaracha (también junto a Cosío y Damián Alcázar), donde es traicionado por su propia sangre a quien ejecuta como venganza antes de ser entregado a don José Reyes (película que es un reflejo de mucho de lo que es México en ese tema).

Empero, en otros personajes retorna y se muestra, por ejemplo, con otros rostros, como el del sindicalista veracruzano que, cansado de los fracasos, busca con una esperanza, alentado por el Alacrán, alcanzar el sueño americano, y transforma su taxi desvencijado en una balsa que lo hará navegar rumbo a las costas de Florida: papel que también refleja una de las muchas realidades que aplasta a este diverso país en el que nos tocó vivir.

Si hay un actor al qué evocar en este llamado nuevo cine mexicano es a Silverio Palacios que siempre que retoma un papel en la pantalla grande lo hace acompañado de los libros que lo han formado, de la música que lo ayuda a concentrarse y de sus amigos, seguro estoy de eso; siempre mostrándose con esa naturalidad que no develan su actuación, lo cual celebro.

A Silverio, les cuento, tuve la oportunidad de saludarlo en una videollamada en la FIL Guadalajara el año pasado, mientras desayunábamos en el Santo Coyote junto a los poetas chiapanecos Fernando Trejo, René Morales y quien esto escribe. Fue el poeta y actor Joaquín Cosío, un hombre siempre generoso, quien sirvió de enlace y nos lo presentó. Lo saludamos y quedamos, todos, de estrechar las manos un día que el destino decidiera cruzar los caminos. Creo que el tiempo de esa promesa ha llegado.

Palacios estará en Chiapas, en la capital Tuxtla Gutiérrez. Y quienes estén interesados en poder verlo, en preguntarle sobre cine o literatura, en saber qué pasará con el Caníbal, en convivir con él, tienen la oportunidad de ver la puesta en escena de El Ticuz, Ave Negra, que consta de cuentos, canciones y versos en donde podremos gozar de la magistral actuación del gran Silverio este martes 7 de mayo, a las 19:00 horas, en el Fondo de Cultura Económica José Emilio Pacheco, y donde la entrada será gratuita y el cupo limitado.

Quizá por ello me encuentre emocionado y ansioso de poder verlo y saludarlo en persona. Quizá por eso escribo estas líneas en la antesala de su llegada. Doy gracias a la gestión del Colectivo Carruaje de Pájaros que dirigen mis amigos Fernando Trejo, Fausto Carámbura y Manuel Iris, que hacen un gran esfuerzo para que esto sea posible.

Nos vemos por ahí, si usted se anima. Por lo pronto, desde estas líneas, vaya un fuerte abrazo para el gran Silverio y su diáfana forma de desandar el tiempo.

 

#MANJAR.- El Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Chiapas celebró sus 30 años plantando arbolitos en sus instalaciones donde participaron el presidente del sol azteca en Chiapas, César Espinosa Morales; la diputada local Olga Luz Espinosa Morales; el representante ante el IEPC del partido, Samuel Castellanos, entre otros. Posteriormente se reunieron en las oficinas del instituto en donde refrendaron su compromiso a la lucha social y a seguir dando voz a quienes no la tienen. “Hay y habrá PRD para rato. Juntos seguiremos construyendo y escribiendo la historia”, dijo en su mensaje el líder del sol azteca en Chiapas quien se ha mostrado consciente de la crisis por la que atraviesa el sistema de partidos y que no es exclusiva de este instituto. Los perredistas están obligados a seguir caminando y reescribiendo el sendero desde la izquierda. Y eso lo tienen muy claro. Bien ahí. #DeMantelesLargos // “La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco nos hemos dado cuenta y estamos, muy, muy cabreados”. Tyler Durden en El Club de la Pelea/Fight Club. #LaFrase // La recomendación de hoy es el libro La despedida de Milan Kundera y el disco Walls de King of Leon. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

 

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

 

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