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#JusticiaParaMario / Código Nucú

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César Trujillo

Hace dos años que asesinaron frente a su domicilio, en el municipio de Yajalón, Chiapas, al periodista Mario Leonel Gómez Sánchez. Antes de escribir esta columna lo busqué en las redes sociales. Ya no está. No como antes, al menos. Ahora su nombre brinca de muro en muro, de frase en frase, de mensaje en mensaje. Las palabras se agolpan en voz de los compañeros para exigir justicia, en voz de sus familiares para exigir que se castigue a todos los culpables sin distinción alguna.

Cuando un periodista muere, el silencio empieza a acomodarse en sus espacios. Se niega a morir en la palabra que es el símbolo que lo graba en el tiempo, que lo mete como una espina en el corazón de quienes lo conocieron, que lo nombra para conjurarlo pese al paso del tiempo. Es la memoria quien lo resguarda y lo protege. Como una lágrima que nunca deja caer se escucha el nombre. El blanco abraza entonces las páginas de denuncia, los espacios que ocupaba en vida. Quizá porque blanca es la luz ante la negrura de la muerte. Quizá sea eso.

Leo el comunicado del entonces fiscal de Homicidio y Feminicidio de Chiapas, Luis Alberto Sánchez Sánchez. Leo, una y otra vez, su informe burdo y escueto: cuadrado como sólo los boletines saben hacerlo, como su estructura misma lo exige, donde hablan sobre supuestos avances para esclarecer el crimen de mi amigo. Dos y años ya, y nada. Sigue el agua turbia corriendo este sendero.

Leo que hay un grupo “especializado” de ministerios y peritos que están desahogando diligencias y que solamente señalaron lo que sin ser expertos todos sabemos. Leo que el entonces fiscal Raciel López Salazar habló con la familia y prometió pronta justicia desde el 2018. Un día después del crimen lo hizo, como para justificar su trabajo, como para hacer que perseguía a quienes protegió y con quienes se codeaba en el poder mismo. Ya estamos en septiembre de 2020. Raciel trabaja en el gobierno de Puebla con afiliación en la 4T y Morena. Otro año más se fue y no, la justicia tampoco llega.

Como un secreto a voces, como el murmullo que se desgaja desde el cerro Ajkabalná allá en Yajalón, donde planeamos subir a buscar dentro de la cueva que nos contaron los abuelos duerme el oro, los nombres de los autores intelectuales del asesinato de Mario también saltan de boca en boca, de muro en muro.

Nada pasa, carajo. Siguen los políticos autores del crimen gozando de impunidad. Siguen cobijados por el manto de la corrupción que ha golpeado severamente a este país, a este estado, a todos sus municipios, a toda la gente. Un manto que silencia todo y que encuentra eco en la frivolidad de las propias autoridades, en la complicidad, en el entramado donde unos cuantos deciden el rumbo.

Tres años atrás (2017) Mario había realizado su última denuncia. Tenía amenazas de muerte. Mensajes enviados con palabras altisonantes y describiendo la saña con que sería atacado le llegaban. Éstos habían salido de quienes se decían cobijados por las siglas del Partido Verde Ecologista de México, instituto político que tuvo el gobierno en Chiapas del 2012 al 2018. En este último año lo asesinaron. Estaban incómodos, molestos, rabiosos por las denuncias a las que el periodista había tenido acceso y había revelado.

Incluso, meses antes, algunos de nosotros le comentamos que se saliera del pueblo. Justo el año que mataron a mi tío, que le pegaron un tiro en la cabeza, pudimos hablar por teléfono. Pero Mario era necio y firme en sus ideales. Físicamente también era fuerte. Su propia madre, a quien abrazo a la distancia, también le pidió que se fuera de ahí. Lo hizo con todo el dolor que les debe apachurrar el corazón cuando ellas ven a sus hijos partir, como cuando nos iban a dejar a los transportes Lacandonia o los Tuxtla allá en 1999 (año en que salimos ambos a estudiar la carrera universitaria).

Mario fue el séptimo periodista asesinado en 2018, según datos de la organización Artículo 19. Fue el séptimo homicidio de ese año y la justicia llegó cortada a la mitad. Cayeron los autores materiales, los que jalaron el gatillo, los que pusieron las balas que le truncaron los sueños. Faltan los otros. Se trata de aquellos que aún se codean con las élites de poder, aquellos que dicen que seguirán gobernando los municipios de la zona y se sienten intocables, y ondean banderas de fundaciones y asociaciones.

Falta la verdad completa. No esta que a medias nos han entregado. Por tanto, las voces de quienes tenemos memoria, de quienes escribimos sin el miedo golpeándonos las manos, de quienes conocimos al querido Negro (así le deciamos de cariño los amigos desde la secundaria), seguiremos exigiendo justicia, #JusticiaParaMario.

#Manjar Los suspirantes a la Presidencia Municipal de Tuxtla Gutiérrez se han convertido, de la noche a la mañana, en grandes críticos y analistas de todo lo que ocurre. Es más, emiten discursos huecos buscando canalizar el descontento de los ciudadanos a su causa. Llevar agua a su molino no es tan complicado. Por eso pregunto, ¿en verdad quieren tomar las riendas de esta ciudad que ha crecido en el desorden? De ser así, caminen las colonias, los barrios. Platiquen con los ciudadanos de a pie. Lleguen a los espacios donde la miseria golpea con fuerza a las personas, conozcan la realidad. No se olviden que todos los que llegan lo hacen bajo promesas y simple palabrería, y cuando se enfrentan a la realidad ésta los aplasta y los exhibe en su mediocridad. Pero sobre todo, no olviden algo fundamental: en política los matanceros de hoy serán las reses de mañana. #JuegoPerverso “Cantaba una mujer, cantaba / sola creyéndose en la noche, / en la noche, felposo valle. / Cantaba y cuanto es dulce / la voz de una mujer, esa lo era. / Fluía de su labio / amorosa la vida… / la vida cuando ha sido bella. / Cantaba una mujer / como en un hondo bosque, y sin mirarla / yo la sabía tan dulce, tan hermosa. / Cantaba, todavía / canta…”. Aurelio Arturo. #ElPoema // La recomendación de hoy: el libro Temporada de huracanes de Fernanda Melchor y el disco Rumours de Fleetwood Mac. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

* Delegado en Chiapas del Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa.

Contacto directo al 961-167-8136

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