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¡Jesucristo-aplaca-tu-ira! / La Feria

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Sr. López

 

Tío Otilio era de Angangueo, Michoacán, pero se avecindó en Autlán de la Grana, Jalisco, porque por mero accidente, vio en la estación de ferrocarril de Paso del Macho, Veracruz, a la tía Lulú -guapa de hacer saltar los clavos de la vía férrea; de sacarle resina a un poste de telégrafos plantado en el desierto de Altar Sonora, en 1910; de aflojar los adoquines de la calle al pasar andando altanera-; el caso es que a tío Otilio se le olvidó que él iba a otro lado, la siguió  hasta Autlán y así se incorporó a  la familia este tío que era buena persona aunque nada guapo, más bien feo (claro que alguna gracia debe haberlo adornado, que nomás fueron 14 hijos y tía Lulú estaba siempre alegre como una castañuela). El caso es que el tío contaba cosas muy divertidas de su pueblo, allá por los primeros años de la postrevolución, por ejemplo, que tuvieron seis veces seguidas -18 años- al mismo alcalde, tipo que en su primer año, dijo su discurso de toma del cargo y todos los correspondientes a cada evento cívico; el segundo año, repitió exactamente los mismos discursos, y lo mismo hizo el tercer año; pero a partir de su segunda toma de posesión, ya nomás decía muy jetón cuando le tocaba soltar su discurso: -“Lo dicho” -y se volvía a sentar. Según tío Otilio la gente le aplaudía mucho, no solo agradeciendo la brevedad, sino porque no les repitiera las mismas mentiras.

 

Quisiera el Buen Dios, que alguien  le contara lo del alcalde de Angangueo a algunos de los varios (¿varios?… son multitud), candidatos actuales a los cargos de elección que se disputarán el próximo 1 de julio.

 

No hace falta que los opositores al régimen en curso, nos resuman en estos meses, 78 años de usos y costumbres tricolores, ni que nos repitan el contenido del “Manual de Recursos Electorales del Priísmo más Ortodoxo”, que dicho sea de paso, antes funcionaba mejor que muy bien porque (ponga usted atención): antes era antes y hoy es hoy (¿puso atención?… la vida es injusta con este menda; digo, si por “pienso luego existo” -Discurso del Método, 1637-, Descartes se hizo famoso y quedó en la historia, siendo la guarrada de frase que es, ésta cotiza para diploma y medalla: “antes era antes, hoy es hoy”… y nadie toma nota, no se comenta en la televisión; ni modo).

 

Sí, con la pena, pero si los no pocos candidatos sintéticos de hoy pretenden que aplicando los modos de sus antecesores -como si de pases mágicos se tratara-, van a triunfar, se están equivocando.

 

El tenochca común ni caso le hace a las campañas negras, a las “revelaciones”, a las declaraciones venenosas: estamos aburridos, ya lo sabemos, ya nos lo han dicho muchas veces. Nada de eso funciona. Tienen que convencer.

 

El que ha intentado cambiar de estilo (ya se verá si con éxito), es el Pejehová, que pasó de Orlando Furioso a Buen Pastor, a Pejesús, que todo perdona y hasta imparte amnistías a la mafia del poder, a delincuentes los organizados, y a todos, pregonando que son bienvenidos en el paraíso de Morena todos los políticos de buena fe, él no rechaza a nadie, para todos tiene su tajadita de poder.

 

El que se hundirá en las arenas movedizas de sus propias palabras, será el C.Anaya, quien no se da cuenta que ya soltó todo el lodo posible. Ya nada que diga puede llamar la atención del respetable. Gastó todo su combustible en el despegue. Está bien.

 

El candidato que sigue en tercer lugar, pero subiendo, es Meade. No canten victoria antes de tiempo las huestes del Pejehová. Recuerden las encuestas de los otros dos procesos electorales… solo él compite en la carrera de los cien metros planos, arrancando a toda velocidad cinco kilómetros antes.

 

Ya ha dicho varias veces este su texto servidor que el triunfo del Pejecutivo estaría asegurado bajo tres condiciones: que la gente saliera en masa a votar; que hubiera una epidemia de parálisis de mapaches; y que tuviera gente para cuidar todas las casillas electorales, cosa nada fácil que el PRI sí tiene, siempre tiene.

 

Y no es fácil porque son por ahí de 150 mil casillas y hace falta un ejército de cuando menos 300 mil militantes bien capacitados para cuidarlas… y que se sepa, no tiene eso el partido Morena y no se oye que los estén organizando y preparando (en el PRI hasta clases les dan, muy en serio). Y a eso agregue los representantes oficiales del partido en cada casilla, mínimo, otros 150 mil.

 

No es fácil organizar un día de elecciones en todo el país. Hay quienes lo hacen dormidos. Esos son tricolores. Nadie a la fecha, los ha igualado en tal hazaña. No tiene chiste, dirá usted, lo vienen haciendo desde 1929… bueno, será el sereno, pero sin eso, van perdiendo desde antes los que quieren ganarles.

 

Por eso fue muy sospechosa la victoria de don Fox, en su momento, físicamente imposible sin la ayuda de Zedillo (y también muy sospechoso el triunfo de Calderón sobre el Pejehová en 2006, logrado gracias a la colusión -no coalición-, del PRI y el PAN, la verdad sea dicha). Ya en 2012, fue otro cantar, regresó la operación priista profesional y todos jalaron parejo, que es lo que intentan ahora con Meade, que hace bien en seguir seriecito: no es líder de masas, que no lo pretenda, que no haga el ridículo: la gente ya se va enterando quién es y que no trae manchados los fondillos. Con eso tiene.

 

Sin embargo, los señores del PRI nos están aplicando la “aburridora”, sobre-actuando el apoyo a su candidato, como con el anuncio que ayer hicieron desde Los Pinos Eviel Pérez Magaña, titular de la Sedesol y Eduardo Sánchez, vocero del gobierno federal (nota de La Jornada), quienes aseguraron muy serios que han logrado reducir las seis carencias con las que se mide la pobreza: “cinco millones de personas dejaron de vivir en pobreza” en estos más de cinco años de gobierno y “2.2 millones” dejaron de experimentar “pobreza extrema”. Ya muy encarrerados afirmaron que “el 1 de febrero se firmará un convenio para el blindaje electoral con la Fepade a fin de garantizar libertad plena del voto”. ¡Jesucristo-aplaca-tu-ira!

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