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¿Izquierda o derecha?

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Juan Carlos Cal y Mayor

En uno de esos miles de spots que a diario trasmiten por la radio; el Partido del Trabajo nos dice que México ya eligió y se va a la izquierda. Al menos son más sinceros que en Morena, donde evitan a toda costa la palabra “socialismo” porque no quieren comparaciones con regímenes como el de Chávez, Maduro, Evo Morales, Raúl Castro, Cristina Kirchner o Rafael Correa. Lo evitan porque saben bien que la gran mayoría en México no queremos ese viraje hacia modelos económicos que probaron sobradamente su fracaso.

El tema viene a colación porque precisamente ese debate ideológico, que influyó varios años durante la llamada guerra fría, esta en el trasfondo de las posturas ideológicas de López Obrador y los cerebros de esa izquierda fundamentalista y recalcitrante que le acompañan. A eso hay que agregar el aderezo del populismo y la maniquea invención de un mundo en blanco y negro, donde quienes no están con el “proyecto de nación” son parte de la mafia del poder causante de todos nuestros males pasados, presentes y futuros.

Es evidente que la fractura del todo poderoso y hegemónico Partido Revolucionario Institucional se dio al arribo de los llamados tecnócratas al poder, es decir el neoliberalismo al que hoy achacan la pobreza del país. México vivió su propia  perestroika con el giro que se dio gradualmente desde el poder y fue Miguel de la Madrid, el primer presidente que comenzó por  desmantelar la estructura del gobierno metido a empresario privatizando mas de mil empresas que pertenecían al estado durante su mandato.

En efecto el relevo generacional lo encauzaron con sus virtudes y defectos, jóvenes hijos de políticos pertenecientes al ancien régime, pero con ideas nuevas producto de su formación académica en las mejores universidades del mundo -Harvard, Yale, el MIT o Cambridge- o las universidades particulares en México como el ITAM o el tecnológico de Monterrey. Algunos todavía se formaron en la UNAM que fue por un lapso el semillero de la clase política gobernante. Pero en sus etapas de estudios de postgrado desarrollaron una visión muy ad-hoc al entorno de los cambios económicos que transformaron la economía mundial a través del libre comercio, la globalización y la evolución de las nuevas tecnologías.

En ese vértice ideológico, las universidades públicas conservaron las tesis del modelo Revolucionario instituido por el partido en el poder basado en sus principios de  justicia social y la construcción desde el estado de instituciones públicas para garantizar la salud, la educación, el desarrollo agrícola y el impulso económico de la recién nacionalizada industria petrolera. Muchos de esos “avances” son un rotundo fracaso y hoy son un lastre para el desarrollo en función de su costo beneficio. México llegó a ser en su momento el segundo productor de petróleo en el mundo pero los gobiernos populistas de Echeverría y López Portillo no hicieron mas que incrementar la deuda externa del país, devaluar el peso a niveles estratosféricos y dilapidar la riqueza con una corrupción equiparable a la que hoy tanto escandalizan vía las redes sociales.

La ruptura entre la visión de la vieja guardia revolucionaria priísta y la nueva generación tecnocrática también priísta- se consuma al arribo de Carlos Salinas de Gortari al poder. ¿Que mejor que Cuauhtémoc Cárdenas y con el otros tantos –atrasito de ellos Amlo- para encabezar los ideales “desviados” de la revolución, la soberanía del país y otros tantos mitos que encarnaba el primogénito del Tata Lázaro?

Y ahí comenzó la historia y el difícil camino a la modernidad que hoy colocan a México como 13º economía mundial pero con el lastre de la pobreza producto de las resistencia de una izquierda que no ha hecho mas que frenar sistemáticamente el desarrollo del país. Así de claro.

A 25 años de la firma del TLC la economía de México ha crecido de manera significativa pero las grandes reformas que México necesitaba para adaptar su entorno al nuevo esquema económico mundial, han sido reiteradamente obstruidas por una izquierda trasnochada que conserva la nostalgia de un modelo caduco y saca aún raja política diciendo que el modelo neoliberal ha empobrecido a los mexicanos cuando con cifras en la mano se puede probar todo lo contrario.

¿Pero cómo lograr que el crecimiento económico permee cada vez  más en mayores capas sociales si entre otras políticas públicas fallidas tenemos una explosión demográfica exponencial? Del 94 a la fecha México pasó de 80 a 130 millones de habitantes. Esto sin considerar a los mas de 11 millones de migrantes en los EU  ¿Qué país puede soportar que los beneficios lleguen a un mayor número de población con esas tasas de crecimiento demográfico? En el mismo periodo Brasil pasó de 160 a 207 millones de habitantes (un incremento de 47 millones), Austria de 8 a 8.7 millones (apenas 700 mil), Dinamarca de 5.2 a 5.7 millones y muchísimos ejemplos más.

Por eso la elección del 2018 no es asunto de simpatías ni fórmulas mágicas pero si de definición del rumbo que debe seguir el país. Venezuela cerró el año con protestas por el desabasto de comida después de derrochar 20 años las ganancias petroleras, siendo el principal productor en América Latina. Las personas hurgan en los basureros restos de comida en un escenario apocalíptico.

En contraste México cerró el año con una balanza comercial completamente favorable, vendiendo más de lo que compra a sus socios y vecinos del norte gracias al TLC y esas políticas neoliberales que tanto critica la izquierda. México es para Estados Unidos su tercer socio comercial, su segundo destino de exportaciones y tercer proveedor.  Las exportaciones de productos agrícolas de México a Canadá este año, aumentaron casi 10 por ciento, al pasar de mil 520 millones de dólares de 2016 a mil 669 millones de dólares estadounidenses en el mismo lapso de 2017.

Tan sólo en Michoacán la producción de aguacate genera 187 mil empleos directos. En Tijuana se producen más de 20 millones de televisores al año, generando empleo directo para 95 mil personas e indirectos  a 300 mil. La industria automotriz empleó un promedio de 700 mil  personas. México ocupa la séptima posición en el top 10 de países con mayor producción de automóviles en el mundo, el primero de América latina y el segundo mayor exportador global. Esto por citar algunos ejemplos.

Por eso estaremos mejor sin “ya saben quienes”, los noroñas, los ackermans y todos esos fósiles y autómatas que no van a cambiar a México. Lo malo es que ni regresando a la primaria van entender que el mundo ya cambió y que no pueden seguir proponiendo fórmulas que todas las naciones desarrolladas nunca aplicaron o ya dejaron en el pasado, incluyendo a la Rusia socialista y la China comunista. Las elecciones son una excelente ocasión para ya mandar a descansar a ya saben quien a su rancho. El 70% de la población no puede estar equivocada.

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