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Ese voto que tú ves ahí / De Primera Mano

Ese voto que tú ves ahí / De Primera Mano
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 En memoria de Humberto Villegas Zapata, priísta leal

Un escenario poco tomado en cuenta en las proyecciones sobre la elección del 1 de julio es el del llamado voto oculto, el cual podría darle un viraje al resultado.

            Para entender esto es necesario conocer un par de estadísticas de los que hacen encuestas: el 40 por ciento de los entrevistados no dicen por quién va a sufragar, aunque ya lo haya decidido; y el 35 por ciento de quienes revelan sus simpatías aún está indeciso.

            Esto quiere decir que nada más el 60 por ciento de los potenciales electores son dados a confiarles sus preferencias a los encuestadores; de esta cifra hay registros de que al menos una tercera parte miente bien por miedo o por desconfianza.

            De los seis de cada 10 ciudadanos que en promedio exteriorizan su tendencia política, la mitad está con el candidato presidencial de Morena, Andrés Manuel López Obrador, mientras la otra porción se la reparten el priísta José Antonio Meade  y el panista Ricardo Anaya.

            Cuatro de cada diez ya saben a quién van a respaldar, pero lo esconden.

            ¿A qué obedece que haya voto oculto?

            Según especialistas, en esta jornada muchos mexicanos –40 por ciento en promedio– “esconden” su intención del voto, debido a que consideran que lo “políticamente correcto” es respaldar a López Obrador e írsele encima a los abanderados del PRI y el PAN.

            En Tabasco, por ejemplo, el segmento que ha determinado tenderle la mano al político de Macuspana, ve como un acto de patriotismo decir sin inhibiciones que va a sufragar por él.

            Votar por el paisano es un acto de “lealtad” a Tabasco, pues llevarlo a Los Pinos equivale a sacar de la miseria al estado por los recursos que le va a inyectar el próximo presidente nacido en Tepetitán.

            Hay otro nicho ciudadano que no cree en el ex jefe de gobierno de la Ciudad de México, y por eso no está con él, pero como lo políticamente correcto es apuntalarlo, prefiere reservar sus simpatías por otros aspirantes.

            La clave para aventurar un pronóstico en las próximas votaciones es saber a ciencia cierta de qué tamaño es el segmento ciudadano que da la vida y el voto por el Peje, y de qué magnitud es la otra parte que no simpatiza con él, pero que tampoco ve políticamente correcto injuriarlo como lo hacen sus seguidores con Meade y Anaya.

DOÑA BETY, CON ANDRÉS Y CON RAFA

Enfundada en una blusa blanca y en unos pantalones de mezclilla, con una gorra azul con la palabra Rafa en letras amarillas al frente, Beatriz Ávalos avanza con paso cadencioso en el séquito que acompaña a Rafael Acosta León, candidato del frente PRD-PAN-MC a la alcaldía de Cárdenas.

            La participación de la señora de tez cobriza no tendría nada de particular de no ser porque cuando llega a las casas a pedir el voto por Rafa, también le suplica a sus paisanos que favorezcan a López Obrador en la elección presidencial.

            Doña Bety, como la conocen el equipo de campaña, no esconde su simpatía por Morena, pero tampoco por el sol azteca: su blusa tiene bordado a la altura del corazón en letras moradas el nombre del partido de AMLO sobre la frase La esperanza de México en caracteres negros, pero más abajo tiene estampada la efigie del PRD en fondo amarillo con letras negras.

            “En Cárdenas vamos a votar por Acosta León, pero también por López Obrador”, dice, y asegura que trae grabada la palabra Morena porque ella es parte de este instituto, aunque su simpatía por la presidencia municipal es por el perredista que va por la reelección.

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