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Enmudeció el palenque / La Feria

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Sr. López

 

El sábado pasado el Presidente de la república, entregó en Villaflores, Chiapas, las primeras tarjetas de débito para reparación o construcción de viviendas a  los damnificados por el temblor del 7 de septiembre pasado (15 mil pesos para reparar y 120 mil para construir “una vivienda digna y decorosa con dos cuartos”, palabra presidencial).

 

Creativo como es, propuso que la gente se organice en tandas: “He pensado que en grupos de cuatro o cinco familias que hubiesen perdido su vivienda, sobre todo donde hubo daño total, puedan unirse para que, de forma conjunta, vayan reconstruyendo las viviendas de quienes integran estos grupos de trabajo… Creo que si se organizan a modo de tandas, como suele llamarse, y deciden entre todos construir una primera casa, se sortea la de quien, luego la que sigue, la que sigue, así las cuatro casas y creo que trabajando en equipo pueden lograr la reconstrucción de sus viviendas”.

 

Bueno. No es cosa de despreciar una sugerencia hecha de buena fe. Si se organiza la gente en tandas, a lo mejor puede cada familia (en grupos de cinco), hacerse una casa de 600 mil pesos cada una, nada mal. Y si se organizan en tandas de 20 familias, cada casa puede ser de dos millones 400 mil pesos… la cosa es ser pacientes. Organícense. No echen en saco roto la presidencial sugerencia. Hagan su lista, luego sortean el orden en que a cada familia le toca casa… y hacen una, luego la segunda y así, mientras se va haciendo cada una, los demás duermen al raso, unos cuantos meses o años. No coman ansias, si ya saben ser pobres… por eso dijo que aunque haya “(…) quienes me dicen que soy muy optimista, porque creo que en cuatro meses o cinco a lo más, nuevamente la vivienda, particularmente la vivienda estará reconstruida”. ¿Ven?… le dicen que es optimista porque espera que nada más estén viviendo sin techo cuatro o cinco meses… ¡que se oiga esa banda!

 

Ya en estas podría uno pensar (inspirado por la presidencial sugerencia), que los mandos superiores de su gabinete legal y ampliado hicieran tandas también… qué es para ellos un 10% de sus sueldos. Nada. Al que percibe al mes arriba de 200 mil pesos, no le deberían doler mugrientos 10 mil pesitos.

 

Hay 21 plazas de secretario de Estado; 67 Subsecretarías (las 52 oficiales más otros 15 con sueldo de Subsecretarios en la oficina de Presidencia de la República); no se le olvide, todos ganan arriba de 200 mil pesos mensuales (sin prestaciones, ni gastos: no hay que meterse en todo, no es mal plan, que sigan con su apoyo para despensa, teléfono, seguro médico privado -el ISSSTE es para pelados-, gasolina, bonos y compensaciones, tienen que vivir).

 

Lo anterior y los 1,612 mandos superiores (que andan arribita de los 185 mil pesos mensuales), ya nos da una bolsa mensual (números gruesos), 315 millones de pesos mensuales… bien podrían hacer su tanda de 31 y medio millones mensuales y entonces adquieren su verdadera escala los 120 mil pesotes que en cuatro pagos les van a hacer a los damnificados. ¡Tanda!, ¡tanda!

 

¿Y sabe qué don Peña Nieto?, como a fuerza ni los zapatos, si de plano se ponen roñosos los mandos superiores del Poder Ejecutivo federal, entonces nomás explíquenos el “Programa Transversal” que lleva por nombre “Recursos para la atención de niñas, niños y adolescentes”, que en el Decreto de Egresos de este año 2017 suma la bonita cantidad de 759 mil millones de pesos (del que seguro se pueden ahorrar, digamos, así, a ojo de buen cubero, unos 37 mil 950 milloncitos de pesos más, el 5%… digo, algo es algo).

 

Reitera este López que es discutible la legalidad de andar dando dinero para reconstruir casas. Al menos no claramente lo permite el Fonden, pero siendo evidente la necesidad de tantos miles de connacionales de tener dónde vivir, bien podemos (¡por esta única vez!), hacer la vista gorda, al fin y al cabo que en eso tenemos algo de experiencia en este nuestro risueño país: cada año ronda los 347 mil millones de pesos lo que nos cuesta la corrupción (dice el Forbes del 11 de julio de 2017, a uno no le crean nada).

 

Dejemos el enojoso tema. Tanda o no tanda, la reconstrucción se hará, como sea y como salga. Ya vendrán otros sismos y huracanes. Ya ceñirán sus sienes de oliva los salvadores del momento (y podremos sentir que se nos revienta el pecho de orgullo por lo solidarios que somos, sí señor, nomás piense en el macro concierto en el Zócalo, en cadena nacional y sin anuncios -¡para todos nosotros!-, para que veamos que hay cariño…). 

 

Hablando hacer la vista gorda y de corrupción. Pasó casi desapercibida la nota del sábado pasado: un señor de nombre Óscar Turrión, presentó su renuncia por algo muy extraño: se enamoró de una señora y tuvo dos hijos. Fue nota porque la prensa ya no halla qué publicar… y porque don Óscar era el rector del seminario diocesano de los Legionarios de Cristo. Será por eso.

 

Dice la nota del Excélsior que el portavoz de la orden,  reverendo Aaron Smith, “declinó dar detalles sobre el caso”. Detalles es lo que no hace falta, señor Smith: todo habitante del planeta saliendito de la niñez los conoce: los niños se hacen de cierta manera de la que nadie necesita detalles, tal vez él sí (es Legionario y ellos, como es bien sabido, de esas cosas no saben).

 

Los Legionarios aprovecharon la ocasión -por supuesto-, para ratificar que ellos están comprometidos en “una senda de renovación”… bueno, no se llama renovación pero, vale, en fin, cada quien.

 

No hace falta recordar a nadie las infamias y tropelías del fundador de esa orden religiosa. Sí es conveniente tener presente la defensa incondicional que hacía de él el cardenal arzobispo Primado de México, el Beto Rivera, ese que comanda la crítica sistemática al gobierno nacional: cada vez que era denunciado el innombrable fundador de Los Legionarios, don Beto brincaba: “inventos creados y pagados para golpear injustamente”… “gran complot para atacar a la misma Iglesia y al Papa Juan Pablo II”… “totalmente falsas”… bueno: enmudeció el palenque.

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