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El placer de compartir / Código Nucú

El placer de compartir / Código Nucú
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César Trujillo
Mientras leo los primeros capítulos de El club de la pelea y disfruto una taza de café en el centro de Tuxtla Gutiérrez, una mano toca con cuidado mi hombro izquierdo para no arrebatar a botepronto, supongo, mi concentración. Levanto la vista como quien busca sorprenderse y me encuentro con la sonrisa de mi amigo, el profesor Ornán Gómez. Se dirige a ver a la familia, tras culminar una reunión de trabajo que lo sacó de la tranquilidad del mágico pueblo de Comitán, en domingo y en día lluvioso.
Lo invito a sentarse y pido otro café, mientras unos jóvenes cruzan corriendo el parque de catedral para no empaparse con la llovizna que nos ha sorprendido desde temprana hora, y que apenas deja minutos de tregua a quien por ahí transita para moverse de un lugar a otro.
Meses atrás, recordamos que compartimos experiencias en Comitán. Pude visitar algunas escuelas, charlar con chicos de secundaria y platicar con poco más de una decena de trabajadores sobre mi poesía y mi experiencia como lector. También presenté mi último libro, Evocación de la infancia (Coneculta, 2017). Recordamos esa aventura que nos regaló un sinnúmero de emociones y que me dejó, lo confieso, con sentimientos encontrados.
Ahora, en un encuentro no planeado, en una ciudad que parece desaparecer entre las gotas de lluvia y el bochorno, hablamos de escritores: Carver, Herbert, Elmer Mendoza, Paz, Rulfo y hasta de Whitman. También de sus libros y los míos, por cierto. Quizá, ahora que lo pienso, nos une no sólo la pasión por la lectoescritura, sino también por la docencia. Esta nos ha permitido acercar algunos textos a los alumnos a quienes buscamos compartirles aquello que nos mueve, o nos atrapa, buscando que pase lo mismo con ellos.
De Ornán siempre me ha sorprendido su manera de ver la vida y su pasión con la que busca llevar la literatura a los rincones más apartados. Incluso, tras un accidente del que el mismo dice haber sido muy “afortunado ” y del que sólo terminó con una lesión en el pie. Sí, es afortunado y me da gusto porque tras escuchar el relato, él y yo sabemos que pudo haber muerto. Lo efímero de todo, ¿no?
Desde que lo conozco siempre ha tenido la inquietud de escribir, leer y promover la lectura, esa que hoy ha desatado un debate en el que se pone en la mesa si es un privilegio de burgueses o no, tras la quema de una librería y el comportamiento arrebatado de los jóvenes. Muchos fuimos así de alocados, le digo. Nos reímos y, quizá, pensamos, sin decirlo, lo afortunados que fuimos de niños donde pudimos empezar nuestra travesía lectora y que nos mantiene inmersos en escenarios educativos, literarios y hasta políticos, pero siempre dispuestos a entregar tiempo para que otros lean o aprendan.
Tras algunas tazas de café, Ornán ve la hora y se alista para partir. Le pregunto en qué proyectos anda y responde con su habitual forma: “en los mismos, hermano. Alisto un libro nuevo (sí, es narrador), sigo leyendo, escribiendo mis publicaciones, conversando con el Señor K y visitando las escuelas en donde llevo a los escritores y, juntos, buscamos que los niños puedan engancharse con la lectura, mostrarles que hay otros mundos. Ahora he conseguido libros para regalar en las escuelas (me comprometo a rolarle otros míos). Lo importante es seguir”, me dice.
Sí, seguir. Sí, compartir. Dos palabras simples pero con un significado ingente. Porque no es fácil hablar de libros en un país que lee poco, porque no es fácil dedicarse a visitar escuelas, a explicar a los directivos que necesitamos unas horas para compartir con los niños y jóvenes, y donde, aunque parezca irónico, recibimos respuestas risibles.
Recuerdo que Ornán me ha contado algunas de sus travesías. Sin embargo, ser docente no sólo de profesión, sino también de vocación, le permite entender de qué forma conseguir los espacios en las escuelas, cómo abordar que a los docentes y de qué modo involucrarlos, que termina siendo algo indispensable para esta noble labor.
Tras darnos la mano nos despedimos y quedamos en que pronto regresaré a Comitán, a las telesecundarias, a las reuniones con los trabajadores, a seguir haciendo eso que amamos y que es: compartir lo que somos, sin cortapisas, sin medias tintas, transparentes para que podamos tocar el alma de quien guste.
#Manjar La Feria Internacional del Libro de la Universidad Autónoma de Chiapas comenzó. El invitado de honor es Puerto Rico, país en donde tengo varios amigos entrañables que andarán, durante estos días, en nuestro estado. En lo personal, celebro que el rector Carlos Natarén haya retomado este proyecto que hermana a varios países, convoca a sus escritores y le da un plus a nuestra casa de estudios. Se que no le gusta que lo mencione, pero esta Feria es un esfuerzo colectivo en el que el maestro José Luis Ruiz Abreu me ha ponderado el apoyo y la visión del doctor Marco Antonio Besares Escobar y su equipo. Bien ahí por la Universidad. #Chulada // “La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”. Benjamin Franklin. #LaFrase // La recomendación de hoy es el libro Enjambres de León Plascencia Ñol y el disco de Moondance de Van Morrison. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.
* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.
* Delegado en Chiapas del Sindicato Nacional de Redactores  de la Prensa.
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