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El monstruo / La Feria

El monstruo / La Feria
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Sr. López

 

Corría el año de 1918. La mezcla autleco-toluqueña de la que resultó este menda, no era ni siquiera previsible. En ese año fue la terrible pandemia de ‘gripe española’, que en México se escabechó entre 300 mil y medio millón de connacionales. Virgen, la toluqueña abuela materna, era entonces una juncal jovencita y contaba que su papá dispuso que nadie sacaba ni la punta de la nariz a la calle y para entrar alguien a su casa, se tenía que desnudar en el zaguán, lavarse todo el cuerpo (todo es todo), con creolina que entonces era un líquido negruzco, que  hacía llorar los ojos a dos cuadras; ya desinfectado así, sin vestirse ni tocar su ropa, envuelto en una sábana, descalzo, podía entrar a la casa; resultado: nadie los visitó y nadie se enfermó. En cambio, Elena, la abuela paterna, la de Autlán, contaba que su papá se los llevó del pueblo al rancho, mandó quemar todo cien varas alrededor de la ‘casa grande’ (todo es todo), se sentó en el portal con una escopeta y seis meses no dejó que un alma se acercara a menos de 50 metros; tampoco se enfermaron. A grandes males…

 

Confiemos en la ciencia en abstracto. Confiemos en los médicos del mundo. Confiemos en los médicos de México… y, sí, también en nuestras autoridades, porque la cosa se está poniendo grave y no pueden permitirse que llegue a tragedia general pues en esos casos, la gente no busca quién se la debe sino quién se la pague. Pero nosotros tenemos mucho que ver en la solución: tenemos que obedecer. Si de veras estamos tan preocupados, hagamos lo que nos dicen que hagamos y dejemos de hacer lo que ya sabemos. De obedecer depende nuestra salud individual y la de otros. Nomás esta vez, no es para tanto. Facilitemos la vida de los que no se pueden recluir. Total, luego podremos seguir en nuestro despelote habitual: ahorita, no.

 

Viene de hace meses la queja por falta de abasto de medicamentos, material de curación y equipamiento, en hospitales públicos. No es de ahora. La gente afectada ha hecho plantones y marchas, se les han unido médicos y enfermeros. La tozuda respuesta era que no faltaba nada y que se estaba comprando en el mundo lo que hiciera falta con y sin registro de Cofepris (la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios), lo que permitía deducir sin tener que repasar la Lógica de Aristóteles, que sí había desabasto y también, que estaban comprando a la desesperada, poniendo en riesgo la salud pública… pero, en fin: no había desabasto.

 

No pasó a mayores porque no afectaba a toda la población semejante barbaridad. Bueno, el Covid 19 sí es un riesgo para todos. Se acabó el cuento.

 

Desde diciembre del año pasado se sabía del coronavirus este. Ya van a comprar lo que haga falta. Ya van a adaptar hospitales… en marzo. Bueno.

 

Pero tenga presente: el gobierno federal redujo este año el presupuesto para el Programa de Vigilancia Epidemiológica del Sector Salud al menor en once años: en 2009 fueron 2,159 millones de pesos (mdp)… y fue bajando y bajando; en 2019, le asignaron 573 mdp; para este año le tocaron 533 mdp.

 

Compare esos 533 millones de pesos para vigilancia epidemiológica con los 25 mil millones de becas para ninis; y no se le olvide: los ocho programas sociales de la 4T importan  257 mil millones de pesos. Insiste este su texto servidor: se acabó el cuento; ahora a gastar con sentido común, no con intención política, que es como se integró el presupuesto de egresos 2020. Los virus no votan, matan.

 

Como sea: todos los que puedan deberán mantenerse encerrados en sus casas, para ayudar a que esto se riegue menos. Sin embargo, para evitar conservar la salud pero no el matrimonio, se le propone se distraiga haciendo adaptaciones a los tiempos que corren, de películas y programas muy conocidos; pasa el rato, libera tensión. Usted busque cuáles prefiere, las siguientes son sugerencias, así, a volapié:

 

Trenecito maya: “Milagro en la selva”. Refinería Dos Locas: “Prodigio en el manglar”. Aeropuerto de Santa Lucía: “Amor en el aire”. Aeropuerto de Texcoco: “Cosas de papá”. Cervecera cancelada en Mexicali: “Lo que el viento se llevó”.

 

Película de acción y suspenso: La inversión privada nacional y extranjera en México: “Misión imposible”. Comedia: La presidencia de la república en manos de AMLO: “No se aceptan devoluciones”

 

Consultas populares: “La lista de Schindler”. Las conferencias mañaneras para explicar cómo derrotará AMLO al Covid 19: “El hundimiento, los últimos días en el bunker de Hitler”. Los planes de Romo para salvar la economía: “Alfonso en el país de las maravillas”. Las promesas de Zoé para resolver desabasto de medicamentos, materiales y equipamiento del IMSS: “La rosa de Guadalupe”. La 4T: “Una propuesta indecorosa” (de esta, sale serie, seis temporadas, cincho). Morena, movimiento-partido-religión-secta: “Al derecho y al Derbez”.

 

Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud y vocero del gobierno sobre el Covid 19: “La increíble y triste historia del cándido Hugo y su Presidente desalmado” (se sugiere novela, dramática).

 

Renuncia de Urzúa a Hacienda; renuncia de Germán Martínez al IMSS; renuncia de Josefa González Blanco Ortiz Mena a la Secretaría de Medio Ambiente; renuncia de Tonatiuh Guillén como comisionado del Instituto Nacional de Migración; otras diez   renuncias de altos funcionarios del gobierno federal: “¡Viven!, milagro de los Andes”.

 

Yeidckol Polevnsky: “Los pecados de Bárbara” (versión para toda la familia); “La reina del Sur” (película, no apta para todo público, se recomienda discreción, escenas crudas de ambición e ignorancia). Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente interino de Morena: “El santo contra las mujeres vampiro”.

 

Dirá usted y con razón que no está el palo para cucharas ni el agua para chocolate, que no es momento de ponerse chistosos, que la cosa es seria… sí, tan seria que cuando en unos pocos meses pase esto del Covid, vendrá lo peor: una súper producción adaptada del micro cuento de Augusto Monterroso, que seguro titularán: “Al despertar, ahí seguía el monstruo”.

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