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El Diluvio / La Feria

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Sr. López

Tío Quico y tía Lola, eran un matrimonio singular. Él, el hombre más terco del mundo y peor: más mandón que terco. No hablaba sin dar órdenes, lo que incluía el modo de hacer las albóndigas al chipotle. En cambio, tía Lola, era de un carácter simple, plácida como una vaca, a todo decía: -Sí Quico, como tú digas –ya fiambre hacía años el tío, este López preguntó a la feliz viuda cómo lo aguantó casi 40 años y con su mirada que daba calma, respondió: -No le hacía caso, nunca -¡ah, bueno!

Primera Encuesta Nacional de Opinión Ciudadana 2018, realizada por GEA-ISA, publicada en el portal Sinembargo apenas ayer: a la pregunta de si van a ir a votar el 1 de julio, las respuestas fueron: seguro irá a votar, 43%; “probablemente vote” (variante de “no”, pero me da pena decirlo), 37%; “probablemente no irá a votar” (variante de “no”, pero me da menos pena decirlo), 9%; indecisos, 5% (variante de “¿a usted qué le importa? o ¿qué es votar?”); y los que dijeron a las claras que no van a ir a votar fueron solo el 6% (ciudadanos mexicanos por naturalización, hijos de extranjeros nacidos en esta tierra de hombres cabales, lo que sea, pero no mexicanos 100% proof, que a nosotros los auténticos integrantes del peladaje tenochca estándar, no nos gusta decir “no”).

Más interesante es la pregunta de por quién votarán para Presidente de la república: por el Pejesús, 27%; por Anaya, 23%; y por Meade, 20%; voto indefinido, 28% (indefinido en estos menesteres, no es “lo estoy pensando”, sino: no sé de quiénes me habla, pero me da pena preguntarle).

Pero si la pregunta es por cuál partido votarían, las respuestas son diferentes hasta el soponcio (para los seguidores del Pejecutivo): Morena y PRI, empatados con el 23%; PAN más PRD, 22% (18% el PAN; 4% el PRD); por ningún partido, 19% (porcentajes que suman el 87% y el 13% para llegar a 100% de los entrevistados, deben haberse quedado con cara de piedra, ni “sí”, ni “no”, ni nada: mudos, catatónicos, en coma… misterios de la demoscopia).

La encuesta incluyó la evaluación del actual Presidente, cosas de recochineo de la empresa: a don Peña Nieto, con método le demolieron el prestigio desde la prensa británica y yanqui, con coros de la nacional, aunque no gobernó tan mal, aunque hizo cosas bien (por lo pronto en cuestión de finanzas públicas y crecimiento económico, dicen en Europa, no en Toluca, en Europa: -¿Y estos cómo le hacen? -porque andamos con un crecimiento anual del PIB parecido al de esas tierras). Y la tontada de la Blanca Casa de la esposa del Presidente no da ni para el primer párrafo de una denuncia de hechos, seamos serio, don C.Anaya: sea serio.

Buena parte de los argumentos contra don Peña Nieto, son las tan criticadas reformas, estribillo del Moreno guadalupano juarista (ya sabe quién), reformas que ahora resulta que no tienen papá, cuando tienen cuatro: PRI, PAN, PRD. MC… y PVEM; aprobadas por el Congreso de la Unión y los congresos de los estados. Y conste que al del teclado le revienta el hígado la reforma energética, pero ya es ley y “sed lex”, aunque no nos guste.

Igualito lo del nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, obra que no se puede suspender, no solo por no quedar como la Chata ante el mundo, sino por los casi 150 mil millones de pesos ya contratados con 300 empresas nacionales; más el detalle de que es autofinanciable, que se paga solo vía 7,500 millones de dólares bonos verdes adquiridos, más o menos, con la participación de 750 inversionistas de Asia (21%), Europa (20%), Estados Unidos (45%) y América Latina (14%), inversionistas poderosos de los que no se va a burlar don Pejerejego: Aparte de perder 160 mil empleos -al comenzar a funcionar-, que serán a 450 mil cuando opere a capacidad plena… salvo que el Pejejet la cambie a Santa Lucía (por sus necedades).

Regresemos a lo de la encuesta; le recuerdo: empatados el PRI y Morena con el 23%; el PAN y el PRD, abajo un 1%; nada para nadie.

Por candidatos, resulta que entre Meade y Anaya hay empate técnico (un 3% de diferencia es el margen de error de cualquier encuesta que se precie); y entre Meade y el Pejemplar, hay 7% de diferencia a favor del redentor patrio… pero si aplica el margen de error, la diferencia es mínima, más aún si le agrega la incógnita de qué va a hacer el 28% que todavía no sabe qué hacer con la boleta (no le digan al Pejeremías, porque va a empezar con lo de las “cuchareadas”, acuérdese que él, según él, ya ganó).

Qué va a suceder es algo que no se atreve a pronosticar su texto servidor, porque lógica y política, no se llevan y el análisis se sujeta (si es serio), a las conclusiones que se pueden deducir de la información dura (y si quiere le pruebo que el tal Trump no puede ganar las elecciones en los EUA… aunque resulta que ya las ganó, pero, quién iba a suponer que el voto hispano lo iba a favorecer -ni don Trump-, como resultó del análisis del Pew Research Center).

En fin: qué va a pasar es cosa que ignora el del teclado, pero lo que sí podemos afirmar es que si coloca sus sacras posaderas el Pejecutivo en La Silla presidencial, el país va a quedar seis años después, como el que se trepa seis horas a la montaña rusa. El señorcito no tiene mucha idea de los límites que tiene el poder presidencial como buen abuelito tricolor, que eso es, por formación política, por historia personal y por su modo, muy parecido al del tío Quico. Nos va a dar unos buenos sustos, que en eso quedarán, porque el Congreso no es la Asamblea del entonces D.F., con un inconveniente: cuando le pisan los callos al gran capital global, misteriosamente funcionan poderes que remueven montañas (ahí pregunte en Venezuela cómo están las cosas, o en Argentina, o en Guatemala, o en Perú).

Claro que existe otro posible escenario: que la gente nos tomemos en serio el asunto. Si eso sucediera, no lo dude: el Pejemérito de las Américas se va a ir a su rancho, en Palenque; el C.Anaya vivirá para aprender varios idiomas más; y nos gobernará un experto que es decente. Eso o el Diluvio.

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