Sr. López
El grandísimo bobo primo Daniel (con IQ de caracol de jardín), le preguntó a una agraciada vecinita de él: -¿Si hoy tuvieras que casarte, te casarías conmigo? –y la apenas núbil, dijo que sí: ¡tragedia!, porque Danielito supuso que se quería casar con él y no, para nada, que la zagala nomás contestó la pregunta de “si hoy tuvieras que casarte”; y ese día no tenía que contraer nupcias y cuando lo hizo fue mucho después y con un mocetón que de un soplido hubiera hecho dar maromas a Danielito. Pobre.
El día de ayer, el portal del diario El Universal, destacó con letras modelo “no me olvides”: “AMLO, 10.9 puntos arriba de su competidor más cercano”; abajito: “AMLO con amplia ventaja”. En el primer párrafo, pusieron:
“A menos de tres meses de las elecciones presidenciales del 1 de julio, Andrés Manuel López Obrador se coloca a la cabeza de la intención de voto, con 42% de la preferencia efectiva, está casi 11 puntos arriba de su más cercano contendiente, de acuerdo con una encuesta de EL UNIVERSAL/Berumen y Asociados, levantada entre el 3 y el 5 de abril pasados”.
En segundo lugar, según esto, el C.Anaya con 31.1%; en tercero, Meade, con apenas el 21.9%. Y doña Margarita, 5%. Ya ni llorar… este arroz ya se coció.
Indica la encuesta que se realizó con boletas simuladas, del 3 al 5 de abril de 2018 en 1,256 viviendas, preguntando “si hoy fueran las elecciones”.
En el portal de la casa encuestadora se encuentran datos interesantes: las cifras corresponden a “preferencia efectiva” (descontando el 8.6% que no supo qué responder, y el 8.8% que puso “otro”). O sea, esos resultados atómicos, son sin contar al 17.4% de los encuestados (bueno, se ha de valer, digo, uno quién es para opinar), pero los resultados de la encuesta de Berumen en 1,256 casas (la elección es en más de 155 mil casillas), y que ellos mismos llaman “preferencia bruta”, son un poquito diferentes: Pejecutivo, 34.6% (no 42%); C.Anaya, 25.6% (no 31.1%); y Meade, 18.1% (no 21.9%). Nadie sabe si el 17.4%, son todos priistas y les dio pena decirlo (sí da penita, no se haga), lo que pondría a Meade en el 35.5%, derrotando al Pejeremías y suponiendo que un sondeo entre 1,256 tenochcas es suficiente para saber qué uso darán a la boleta más de 89 millones de electores.
Dentro del portal de Berumen, aparece una pregunta que dice: “Piense por un momento en las próximas elecciones para Presidente de la República. Si el día de hoy fueran las elecciones, ¿por cuál candidato y partido político votaría?” (relea la pregunta por favor, porque las respuestas son de despeinar al Juárez de mármol del Hemiciclo en la Alameda): PRI, 92.4%; PAN, 81.9%; Morena, 65.1%… Si usted entiende, lo felicito. Este López, no.
Las encuestas en México son similares al horóscopo o la lectura del café. Nada más recuerde que en marzo de 2006, ponían a Calderón con un modesto 24.9% de preferencia electoral, frente al robusto 30.6% del Pejecutivo (ganó Calderón, como debe usted saber, con el 35.89%); las de 2012, daban a don Peña Nieto un inalcanzable 39.1%, frente al escuálido 18.55% del Pejehová (ganó don Peña con el 38.2% pero el Pejecutivo llegó al 31.57%, errorcito del 70% respecto de las boletas a favor del Pejeremías, que los encuestadores tenochcas no explican).
Ahora, ante a los dispares resultados de dos de las más afamadas casas dedicadas a las encuestas, Berumen sostiene que el Peje cuenta con una preferencia bruta de voto del 34.6%, frente al 29.5% de Mitofsky… y francamente es mucha diferencia como para suponer que puede uno confiarse en lo que informan las empresas que cobran por hacer encuestas.
En 2012, de 24 encuestas realizadas por medios de comunicación, 22 daban el triunfo al Pejecutivo; y la UNAM, Harvard y la Universidad Autónoma de Guadalajara, daban por ganadora a doña Chepina Vázquez y en tercer lugar a Peña Nieto… digo, para que le calcule.
La verdad monda y lironda es que las encuestas en México y el mundo, son poco confiables. Las matemáticas no mienten, los matemáticos, sí. En 2016, las encuestas fallaron en las doce elecciones estatales. También se equivocaron en Colombia sobre lo que votaría la gente sobre los Acuerdos de paz entre la guerrilla (FARC) y el gobierno; y en la Gran Bretaña, sobre el resultado del referéndum de salida de la Unión Europea (el Brexit); para ni mencionar la pifia general de las encuestas en los EUA sobre la derrota del Trump.
El primer problema es el tamaño de la muestra. En letra chiquita se nos advierte que son muestras telefónicas o casa por casa, entre 1,000 ó 1,500 personas… y ese tamaño de muestra es válido para una población de más o menos 400 mil posibles electores, cuando el listado de México es de casi 89 millones. El otro detallito es que las cerca de 155 mil casillas se repartirán en 5,429 localidades urbanas y 208,223 localidades rurales… o sea: como las encuestas se hacen en ciudades, nos dicen (si nos dicen la verdad), lo que piensan hacer con la boleta los electores que habitan el 2.54% del país… y, en serio eso no es muy serio.
Otra cosa es la existencia del “voto vergonzante”, porque algo debe explicar que el PRI siga siendo el partido político más poderoso del país (tiene la presidencia; gobierna en 14 estados; tiene 206 curules en la Cámara de Diputados y 56 en la de Senadores y registra 6 millones 368 mil 763 militantes); mientras el PAN ocupa el segundo lugar (11 gobiernos estatales; 111 curules en la de Diputados; 37 en la de Senadores; y 378 mil 838 militantes); el tercer puesto lo ocupa el PRD (gobierna 4 estados y la Ciudad de México; 53 curules en la de Diputados y 8 en la de Senadores; con 5 millones 254 mil 778 militantes). Mientras Morena, la del Pejesús, a enero de este año, es la octava fuerza política, con 48 curules en la Cámara de Diputados sin senadores ni gobiernos estatales y reportó en agosto de 2017, 319 mil 449 militantes.
El PRI, con la pena, sigue siendo la primera fuerza política nacional; ¿de veras no nos gusta a los mexicanos?… pues, está de dudarse.
