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Cuando el río suena

Cuando el río suena
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Neptalí Nuriulú Pérez

Quiero empezar esta aventura, en el marco de mis libertades, recordando a mi padre, de ocupación campesina, quién fue mi maestro de la vida y al respecto afirmaba sin falsas modestias, lo traía de naturaleza, yo creo que sí, así fue, porque todo lo que enseñaba lo ilustraba filosóficamente con un dicho sabio popular.

El título de este libelo pues, es de la sabiduría popular, y lo quiero aterrizar enfocándolo a la situación en que se desarrolla la vida política y social del país: muy particular, a esa misma situación deplorable, la que vivimos en el estado en que, para fortuna mía, me tocó nacer aunque como se afirma popularmente, cualquier nacimiento es un accidente de la misma naturaleza que no me aplica porque, en mi caso, mis apellidos y la sangre que corre por mis venas son aborígenes; Osea, de aquí soy.

En cambio, el dicho popular de la referencia, sí tiene mucho que ver con lo que aquí padecemos en materia de desarrollo político y social.

Hace mucho tiempo un amigo me mandó un mensaje de esos que nos alejan más de la real comunicación, cuyo texto advertía, en términos generales, acerca del peligro que corría el patrimonio nacional en manos de gobernantes corruptos; dicho en los años sesentas por el presidente de la República, el licenciado Adolfo López Mateos.

El remitente, servidor público, licenciado en derecho, que no abogado, sin revelar nombre porque no es la intención exhibir a la persona. No le contesté el mensaje por pudor, por prudencia y porque nada saco en remarcarle que esa información no representraba ninguna novedad sino, más bien, denotaba un desconocimiento de la historia, de la socialogía y de la filosofía del poder público de nuetro país, traslúcida desde la expropiación petrolera misma en 1938, como un destello del rescate del patrimonio de los mexicanos.

Pero mis queridos lectores, no quiero enseñarles nada: lo único que me atrevería a decirles es que para entender que las cosas andan mal en nuestro territorio nacional y, particulamente en nuestro terruño chiapaneco, es que al perderse los valores y los principios de la ética y de la moral, se hana perdido las normas que rgulan el comportamiento social.

Tampoco quiero que se introduzcan al mundo de las leyes en México porque eso sería aún más complicado y tedioso ya que tenemos miles de leyes peridas en el limbo; tantas que no hay poder humano que las conozca “todas”, menos observarlas, ni aplicarlas ni respetarlas, A éste respecto los medios ya han puesto en ridículo a nuestros legisladores locales y federales que no saben cuantos artículos tiene la Constitución federal, menos la de estado. Así que no nos queda más que resignarnos a ser gobernados por palurdos, zafios e inciviles ¡Oh, eso sí que taca…!

A lo que quiero referirme en realidad es a que, cuando menos, los servidores públicos en funciones, de todos los niveles de mando medios para arriba, lean lo que les corresponde hacer en el marco de sus responsabilidades, a menos que, en el desdén que hemos caido, se piense como pensaba un gobernante que pregonaba el respeto al Estado de Derecho cuando me reprochó, por medio de otra persona, siendo jefe de la unidad jurídica, que para qué le echaba tanta ley a mis oficios.

La cita anterior quiere reflejar esa incuria de los servidores públicos de altos mandos, en todos los niveles de gobierno; y nos lleva a comprender la descomposición social, orgánica y estructural en que vivimos, buscamos siempre a los culpables, echándole la culpa a los niveles bajos en educación, a los niveles bajos de educación, a los nives de desarrollo político y a los niveles altos, esos sí, de pobreza en que vive la población en general; cuando la obligación de erradicar esas causas (no efectos), corresponde naturalmente como obligación a los gobernantes que elegimos, así como también es de su responsabilidad administar nuestra hacienda de la forma más honesta y transparente, para eso los “elegimos libremente”, no para que lo saqueen y luego dejarla cada vez más jodida; o sea, que no están haciendo lo que la ley les ordena y el pueblo se los demande como se les previene, cuando rinden protesta del cargo y fiel desempeño; no me refiero solamente al ex gobernador Duarte, de Veracruz, sino a todos, y cuando digo todos, son todos; o si no, que levante la mano el que haya gobernado y que no haya robado ¡Oh, taca (otravez)!

Perdón por eso perorata, pero, para volver al enfoque de que “cuando el río suena”… me referiré a un calendario electoral que me pasaron y no se de donde salió, sólo por citar un hecho relevantede la elección de nuestros gobernantes, que dicho sea a propósito de las próximas elecciones 2018, las Instituciones Electoales Nacionales y Estatales, deben estar muy alertas o, por lo menos, prender sus focos amarilos ya que ahora las elecciones, no se ganan con los mapaches ni con las alquimias de antes, sino con recursos legales o cibernéticos, aunque de todas maneras esas instituciones de “credibilidad” se presten a la chicana, al cochupo o de plano al agandalle de tecnología de punta.

Me dirán algunos que este comentario, puede estar fuera de lugar y a destiempo; sin embargo, en defensa alego: las disposiciones electorales para todas las entidades federativas están contenidas en el artículo 116 de la carta suprema: o sea, no me la estoy jalando; las instituciones electorales federales y estatales se la pasaron por el arco del triunfo en 2015, al elegir a presidentes municipales y diputados el 15 de junio de ese año, cuando la constitución federal “ordena”, según transitorio de la reforma constitucional de 2014, que se celebren el primer domingo de junio del años de la elección (2015); para ello, debo advertir, que el ejecutivo del estado, la legislatura anterior, los tribunales electorales de todas las instancias, vilaron la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cayendo además en desacato; lo cual de sí es grave porque implica sanciones que van desde la prisión, destitución y dasaparición de poderes; ¿Y qué pasó? Le echaron la culpa a los consejeros estatales, los corrieron y hasta el fresco bote andan esquivando con más corrupción, negociaciones sucias interpartidistas y amparos.

Se olvida que el surgimiento de las instituciones electorales pasaron por el acuerdo de los partidos políticos, a principios de los noventa, que se inspiraban en la selección de individualidadescreíbles, de conductas intachables; al menos, se pedía, que no provinieran de ningún partido político; se presumía subjetivamente, a modo de armar la trama perversa, como resultado de un consenso tras bambalinas entre los negociadores, la ciudadanización de los integrantes por encima de todo e independencia de las instituciones nuevas, del gobierno, quien solo sería corresponsable en el cumplimiento cabal y transparente de dichos organismos. Cómo no!

Ahí empezaron nuestros males: a nivel nacional la primera camada de “Consejeros Ciudadanos”, resultaron a la postre con cargos públicos, como pago a sus buenos oficios; aquí, en el estado, pasó lo mismo corregido y aumentado, que después de ser consejeros ciudadanos o ciudadanos consejeros varios enseñaron su camiseta partidista y hasta con notarías y cargos dentro de la admistración de gobierno los premiaron o les pagaron su felonía, (a mí que me registren) ¿Cuál ciudadanización, cuál independencia, cuál credibilidad? Sin embargo, la constitución, lo sigue prescribiendo, aunque pase a formar parte de las normas que les llaman letra muerta.

No es tampoco lo que aquí se señala, ni vituperio, ni crítica infundada; solo que, a nivel nacional, el Instituto Nacional Electoral, ahora dueño de la voluntad de los chiapanecos, de los que más carece, es de credibilidad, dicho por verdaderos conocedores de la materia; al grado que hoy día piden su cabeza por venales; aquí no cantamos mal las rancheras, si los partidos políticos, incluyendo a la MORENA, a cargo de un inútil, que vende caro su amor con los emisarios del pasado, no hacen nada igual o parecido, que a nivel nacional, van a llorar como plañideras lo que ellos mismos están propiciando, porque están bien enterados del manoseo a conveniencia, que el gobierno estatal, tiene en ésos institutos; o acaso ¿todo esto, lo ignora AMLO o su hermano Pío o quien gobierna ese partido en ésta plaza?

No es mi intención pronosticar un desastre en las elecciones 2018, pero después de escuchar el ruido del río, creo que habrá creciente grande, al menos, así se decía en mi rumbo, cuando llovía muy fuerte, durante un tiempo prolongado. Encierren sus cochis, sus gallinas y sus chuchos, pa’que no se los lleve la creciente… ¿viene sonando la tumbazón!

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