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Cruz de olvido / La Feria

Cruz de olvido / La Feria
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Sr. López

 

A los oriundos de esta nuestra risueña patria nos da por los extremos: a ratos nos domina un complejo de inferioridad que nos hace sentir ganas de hincarnos ante un artesano japonés que se toma seis meses en barnizar una cajita de madera (al que ya quisiera ver este menda laqueando a destajo, quince preciosos arcones diarios de Olinalá… crudo); y a ratos sacamos pecho: ¡como México no hay dos!, el Chavo del 8 se friega a Superman, nuestra gastronomía ya la quisieran en París y somos los más vivos del mundo, en prueba de lo cual está nuestra asombrosa capacidad para improvisar: un mexicano, con un alambrito, arreglaba lo del Titanic.

 

No, lo siento, no somos los más listos del planeta; no existe eso, no hay razas superiores en nada y tampoco, claro, hay pueblos de estúpidos. Idiotas hay en cualquier parte pero lo normal es que las personas no anden por la calle babeando la camisa.

 

Por eso, cuando algún exaltado tenochca exclama que los mexicanos somos muy vivos, o cuando el infaltable simpático oficial en una mesa de boda (usted y nueve desconocidos, comiendo “crema de pistache” -fría- y “pollo al cacahuate”), cuenta otro chiste de chaparrín nacional, que se friega a un policía yanqui, altote y tontón, este menda bosteza sin abrir la boca, disciplina muy recomendable para no andar ofendiendo graciosos autodesignados ni patriotas de ocasión; el dominio absoluto de aguantar el badallar es, aparte de no separar las mandíbulas, que no le lloren los ojos ni abrirlos de más (badallar decía la abuela Virgen y su texto servidor acaba de descubrir que sí, es sinónimo de bostezar).

 

Junto con eso, nos da por estereotipar extranjeros. Con un brochazo describimos nacionalidades enteras: los alemanes son “cuadrados”; los ingleses, “flemáticos”; los franceses, “creídos”; los rusos, buenos para el frío, el trago y los balazos; los italianos, cantan; los argentinos asan carne; los chinos, copian; los brasileños, bailan… y nosotros somos los listos del planeta; será menos.

 

Si de describir en pocas palabras algo característico de todo el pueblo de México, nuestro mero mole sería la inaudita tolerancia a la concentración de escándalo en hígado, sin revuelta ni levantamiento de esculturas de Robespierre con carne humana (como dice Wamba en la zarzuela ‘El Bateo’, música de Federico Chueca, libreto de Domínguez y Paso, estrenada el 7 de noviembre de 1901, como bien recuerda usted).

 

Por eso, porque nos conoce, AMLO sabe que lleva las de ganar con lo del aeropuerto y lo que se le ocurra -o lo que ocurra-, durante su gobierno. Si le parece que no, que hay cosas imperdonables para este noble y muy leal pueblo, haga un poco de memoria de algunos petardos recientes, debidamente vociferados en los noticieros, como si fueran a hacerse estatuas de sal algunos destacados integrantes de la cuatachocracia nacional:

 

Para abrir boca, se le recuerda que ICA, la constructora cuya Directora General quedó feliz de que el Presidente electo le va a rescindir sus contratos en el aeropuerto de Texcoco, está quebrada desde 2015 y para 2017 ya sumaba deudas por 65,515 millones de pesos sin pagar… ¿y?… no, nada, es que en cualquier otro país lógico, difícilmente le dan contratos a un insolvente… pelillos a la mar. En ese giro, está lo de la red internacional de sobornos de la Odebrecht: en Brasil y ocho países más, ha provocado cataclismos, han rodado cabezas de presidentes y expresidentes… en México, nadie se despeinó.

 

Tampoco por el terremoto noticioso provocado por el fraude de 500 millones a una docena de clientes de Banorte, del que resultó responsable un “exfuncionario”, que recibió una multa de 5.6 millones (le salió bien el asunto: 500 menos 5.6… le salió bien y no ardió Troya); y hablando de bancos, sinceramente, no mienta, ¿recuerda el follón por las “prácticas monopólicas” de Afore Sura, Principal Afore, Afore Banorte y Profuturo GNP?, claro que no se acuerda: nada más en 2014 pasaron fondos de ahorro para el retiro de una Afore a otra (de menor rendimiento), de 2.5 millones de ilusos ciudadanos de banqueta que ya hacen cuentas de cuánto llevan ahorrado… ¿pasó algo?, no mucho, los multaron y tan campantes, lo siguieron haciendo cuando menos dos años más. Y otra cosa que se fue al archivo muerto fue el asuntito de 11,833 millones de pesos de medidores de luz (así les decimos), que IUSA vendía a la CFE simulando licitaciones; en el cajón del olvido, igual que lo de Homex, afamada “viviendera” a la que la Comisión de Valores de los EUA (SEC), denunció por un fraude contable por 3,300 millones de dólares.

 

Sí tiene presente todo compatriota lo de la blanca casa de la esposa del Presidente de la república, cosa de chisguete ante cualquiera de los asuntos arriba mencionados (y jamás probada, solo se cuenta con el inapelable -por infalible- juicio de la prensa), y en cambio, se empolvó el escandalazo de los servicios privados de taxis que no son responsables de nada, incluidos asaltos, asesinatos y violaciones… y rapidito se enfrió el pavoroso caso del futbolista y el cantante que supuestamente hacían operaciones con dinero de los narcos, según los ingratos del Departamento de Tesoro de los EUA, no se crea que fue chisme del Alí Babar: otro asunto a la cuenta de la amnesia nacional.

 

Podría seguir el del teclado refrescando cosas que hicieron retemblar en sus centros la Tierra, todo ya olvidado sin que se indigestara nadie… y ojalá haya notado que aparte de algunas menciones a la consabida corrupción oficial, se consignaron asuntos de la iniciativa privada, también muy gordos que también afectan a la gente común, porque el gobierno maneja mucho dinero, pero apenas una fracción menor de lo que se mueve en este país.

 

Lo del aeropuerto prescribirá como “nota de prensa”, más pronto que tarde y si llegara a haber consecuencias graves (ni Dios lo mande), sería otro escándalo, alguna explicación guanga y que nosotros los del peladaje sigamos muy contentos cargando nuestra cruz, que según Chente es una cruz de olvido.

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