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COVID-19 en Tabasco: sigue la caza de portadores / De Primera Mano

COVID-19 en Tabasco: sigue la caza de portadores / De Primera Mano
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RODULFO REYES


Como daño colateral al coronavirus, se ha vuelto una tradición tabasqueña “descubrir” la identidad de los contagiados para flagelarlos ante la opinión pública, en un acto de barbarie digital que lesiona sus derechos humanos y los de sus familiares. Las autoridades tampoco se han escapado de esta mala costumbre criolla.

Después de que se revelara la identidad de la primera mujer tabasqueña que dio positivo a la prueba de laboratorio, se llegó a pensar que detendría el acoso cibernético la intervención de las autoridades sanitarias para castigar a los funcionarios que dieron los datos personales de la señora de 61 años originaria del municipio de Cárdenas.

Pero no fue así. Al contrario. Escaló el linchamiento en la llamada ‘súpercarretera de la información’.

Al paciente positivo “número 2” le fue peor por tratarse de un personaje público y –peor aún– estar emparentado con un político.

El nombre del infectado en un viaje a Estados Unidos se dio a conocer en chats de Whatsapp horas antes que la secretaria de Salud, Silvia Roldán Fernández, confirmara en rueda de prensa el jueves 19 a las siete de la noche que se trataba de un masculino de 46 años.

Por mensajes de celular se invitaba a no saludar al aludido, de quien también se había revelado hasta con quién estaba casado y que era cuñado de un político local venido a menos.

Pero la lapidación no paró ahí. Como el tabasqueño infectado desempeña la misma profesión en la que el gobernador Adán Augusto López Hernández tiene licencia, hubo gente que se dio gusto lanzando acusaciones en contra del mandatario.

Según las versiones interesadas, el enfermo “número 2” participó en un desayuno de su gremio en el que habría estado el propio jefe del Ejecutivo local, por lo que se deslizó la especie de un contagio masivo entre la crema y nata de ese oficio.

Manejadores profesionales de redes sociales con tendencia contraria a la llamada ‘Cuarta transformación’ (4T) llegaron al extremo de pedir que la prueba de laboratorio para COVID-19 se hiciera extensiva a los profesionales que acudieron al supuesto desayuno.

Hubo quien llegó a acusar de negligencia a la secretaria de Salud por no dar a conocer los resultados de los análisis que se les aplicaron a quienes habrían compartido con el portador.

En los pocos lugares de reunión a los que aún asiste gente se llegó a poner como tema de debate que las autoridades están obligadas a revelar si los funcionarios que estuvieron con el enfermo han dado positivo a los exámenes clínicos.

Según la opinión de personas que manejan información en redes sociales, tener un cargo público obliga a un ciudadano a revelar si está o no afectado por alguna enfermedad.

Empero, más allá de que un funcionario debe hacer del dominio público algún pasaje que incide en la colectividad, hay otra corriente dentro del periodismo que señala que a los servidores públicos hay que respetarles sus derechos humanos, y obligarlos a revelar el resultado de algún análisis médico trasgrede sus garantías constitucionales.

 

PARA SU INFORMACIÓN…

 

¿LE DICE ALGO el nombre de David Méndez de la Cruz? Posiblemente para la mayoría de los tabasqueños sea desconocido el priísta aludido, pero en Comalcalco es popular por sus actos públicos que pueden considerarse una precampaña fuera de los tiempos establecidos por la ley. Bueno, al menos eso creen las autoridades electorales que ya empezaron a husmear sus redes sociales.

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