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Comentocracia / A Estribor

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Juan Carlos Cal y Mayor

 

El pensamiento único, que es el pensamiento de quienes lo saben todo, de quienes se creen no sólo intelectualmente sino también moralmente por encima de los demás,

Nicolas Sarkozy

 

Héctor de Mauleón, Rafael Pérez Gay y Hernán Gómez Bruera participaron en una mesa de análisis donde este último crítico a la comentocrácia que impera en la ahora bautizada como prensa “Fifi”. El término es un modismo para adjetivar a la burguesía y lo que los nuevos intelectuales orgánicos del nuevo régimen ven como una élite de comentaristas que portan insignias académicas pero son aliados del poder, justifican sus hierros, glorifican sus aciertos y pontifican como dogmas los resultados de la política neoliberal. Hernán Gómez Bruera al igual que John Ackerman, Lorenzo Meyer, también académicos, entre otros opinadores, forman parte también de esa comentocracia, con la característica de que no niegan su abierto activismo y militancia, en este caso a favor del ahora presidente electo.

 

Unos y otros responden a sus propios intereses o visiones. Los nuevos ideólogos no hacen el menor esfuerzo de autocritica salvo ciertas discrepancias como sucedió en el caso de Manuel Barttlet. Tampoco son ajenos a la realidad cuando critican el dispendio, la discrecionalidad y la opacidad que ha condicionado, maniatado o alquilado la línea editorial de los medios informativos que más influyen en la opinión pública. Fue celebre la declaración del “tigre” Emilio Azcarraga Milmo, padre del actual dueño de Televisa, que en 1892 se declaró “priísta y soldado del Presidente”. El contubernio era abierto y descarado. La televisión era el principal medio de comunicación y al más claro estilo de la novela de Orwel formaba opinión, ocultaba la realidad y era el órgano de propaganda del gobierno y su partido.

 

EL REINO DE LOS SMARTPHONES

La revolución tecnológica, el fenómeno de las redes sociales y la diversificación del acceso a medios informativos ha transformado esa realidad aunque no del todo. Las dos televisoras siguen siendo parte de los  poderes fácticos en una metamorfosis resiliente adaptándose a los cambios de siglas en el poder. El reto ahora es que una parte de la población ya exige ser mejor informada y goza de alternativas. La prensa escrita al igual que los noticieros influyen en un segmento que no se ha adaptó a los cambios tecnológicos. No digo que en todos los casos, pero las nuevas generaciones y entre ellos los llamados millenials, solo se conectan al televisor para ver sus series favoritas o los partidos de la champion luague. Los algoritmos se encargan de proveerlos en sus hábitos de consumo noticioso y con eso basta.   

 

Parte del cambio que se propone plantear en el nuevo gobierno es modificar lo que llama una perversa y cómplice relación entre los medios y el gobierno. Se proponen legislar y regular el gasto en publicidad que resulta tan oneroso. Los medios no tienen la obligación de ser publicitas oficiosos del gobierno. El problema es la que la subsistencia de muchos medios depende prácticamente del apoyo gubernamental.

 

NECESARIA PRENSA CRITICA

 

La gran pregunta es si podrán sobrevivir a los cambios que se avecinan. La prensa crítica es necesaria en cualquier país que se precie de ser democrático. Comparto parcialmente esta evolución que  pretende el nuevo gobierno, pero no la crítica a las exquisitas editoriales de algunos analistas políticos. Las de Silva-Herzog, el mismo Enrique Krauze, que tanto les incomoda, José Woldemberg, Leo Zuckerman, Agustín Basave o Carlos Elizondo Meyer Serra, por citar algunos; son voces necesarias para la reflexión, los contrapesos y la democracia. Tan validas la suyas como las de quienes desde la izquierda con la misma libertad esgrimen, defienden sus ideas y también los leemos.

 

Cuidado con quienes apuestan por lo que el filosofo Arthur Schopenhauer definió como el pensamiento único. No se puede pretender adoctrinar al pueblo. La libertad es lo que esta en juego. Discernir, disentir, creer y expresarnos, no es una concesión del estado. Es un derecho universal. 

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