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Código Nucú / Valera, el simulador

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César Trujillo

 

El diputado federal del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Diego Valera Fuentes, un chapulín ahora refugiado en las filas del Partido de la Revolución Democrática (PRD), ha nuevamente brincado buscando hacer algo de bulla. Primero fue “postulado” —en un ejercicio feisbuquero— por su aval en Chiapas, la perredista y exdiputada Alejandra Soriano como un posible candidato a encabezar un “Frente Amplio Ciudadano” (imagine al imberbe legislador “trabajar” hombro con hombro con los chiapanecos, cuando a la fecha no ha hecho nada por el estado). Junto al niño verde (que ahora padece hepatitis del sol azteca) apareció el nombre de Rubén Velázquez López, el exsecretario de Gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía (un personaje que será perseguido por su gusto por los desalojos con lujo de violencia). Es más, hasta el nombre del doctor Francisco Rojas, un panista que ha buscado retornar a la alcaldía desde el 2015 y que ahora, dicen las malas lenguas, ya suspira más alto y buscará la gubernatura de Chiapas, salió brincando.

Ahora bien, Diego Valera, quien traicionara al partido del tucán pese a que le regalaron la curul (otros dicen que fue su padre quien se la compró) luego de no haber alcanzado a ser alcalde de Unión Juárez, está buscando a toda costa —respaldado por algunos perredistas políticamente agonizantes en el estado— aparentar ser una figura fuerte dentro del perredismo. Basta ver que son sus fakes los que se la pasaron colocando su nombre en el ejercicio feisbuquero arriba mencionado y aplaudiendo sus logros (¿tiene algunos?). Pero eso no le basta al diputado federal, el hambre está tan desatada que por algo llama la atención la fotografía en la que se le ve sonriente, abrazado entre panistas: a su lado la diputada local del Partido Acción nacional (PAN), Fabiola Ricci Diestel, al centro el suspirante a la Presidencia de México, el panista y exgobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, y en el otro extremo la diputada federal y presidenta estatal del PAN, Janette Ovando Reazola.

¿Qué busca realmente Diego Valera al haberse salido del tucán? ¿le dan igual los colores partidistas? ¿sabe qué significa la palabra ideología? Ya he señalado, en otras ocasiones, que su desmarque se da —en primera instancia— porque ya no tenía posibilidades con los verdes  y requería de una treta electorera que le avalara sus suspiraciones políticas. Alejandra Barrales y compañía le dieron jugada y un tanque de oxígeno que lo mantiene elevando la mano y con “grandes deseos” de aparecer en las boletas rumbo al 2018. Sin embargo, por ratos pareciera, también, ser uno de los alfiles que usa el senador del PVEM, Luis Armando Melgar Bravo, para buscar tener “aliados” en otros institutos políticos a cambio del respaldo y la jugada para que pueda seguir guindado de la teta presupuesta y dándose la gran vida (no pase por alto este dato).

Digo, si su congruencia fuera real —como asegura entre sus allegados y aplaudidores— la curul del PVEM ya no estaría en sus manos, ni se siguiera metiendo los 148 mil 558 pesos libres de impuestos mensuales, que representan 1 millón 782 mil 696 pesos al año. No. Si tuviese congruencia hubiese renunciado al cargo y, sin el poder del fuero y la curul, buscaría escalar peldaños, como lo hacen los ciudadanos que anhelan participar en la vida política de México. Empero, eso es pedirle peras al olmo. No se le puede exigir congruencia a un muchachito que del Partido Revolucionario Institucional (PRI) brincó al PVEM y ahora ha buscado quien lo apapache en el sol azteca para no quedar como chucho sin dueño. No se le puede exigir congruencia a un muchachito que no sabe los lineamientos en que se basa la izquierda, cuando presume que su padre le legó una ideología y en el fondo pertenece a una clase terrateniente de neofeudales allá en Unión Juárez.

Ahora lo vimos caminar como zombi detrás de Moreno Valle, aplaudiendo y sonriendo a todos los panistas que topaba a su paso. Quizá fue él el enviado de Barrales a coquetear a Acción Nacional y ser el primer impulsor de su Frente Amplio Democrático para ver qué ganan traicionando a su propio partido.

 

Manjar

La diputada federal por Movimiento Ciudadano, María Elena Orantes López, tiene el poder de evocar (e invocar) a las pifias cada que abre la boca. Confunde las gallinas de rancho con las de granja, afirma que el agua corre, cambia el nombre de la colonia 24 de Junio (la llamó 24 de Julio, lo que marca su desconocimiento de la capital) y dice que en la zona de los Altos de Chiapas hay sotsiles (quiso decir tsotsiles). Aunado a ello échele que pese a ser mujer no ha hecho nada por las chiapanecas. Eso sí, quiere ser la próxima gobernadora con ese nivel de impericia. Va a aparecer en las siguientes boletas, no olvide eso, porque de una u otra forma encuentra el modo de estar siempre en el escenario político. Apostará a lo de siempre: “jugar a perder-ganando”, pues hasta ahora le ha traído excelentes resultados. #Asíelniveldelospolíticos // La recomendación de hoy es “19 poemas al oído del perro” del poeta Javier Acosta y el disco “Love, Power, Peace: Live at the Olympia, Paris, 1971” de James Brown. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

 

@C_T1

 

palabrasdeotro@gmail.com


César Trujillo

9611678707

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