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Código Nucú / El infecto pasado del Químico

Código Nucú / El infecto pasado del Químico
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César Trujillo

 

Cuando Carlos Enrique Esquinca Cancino, exdirector de Tránsito Municipal y actual coordinador del gabinete del Ayuntamiento capitalino, se registró como candidato de Mover a Chiapas en el 2015 no había aún renunciado a su militancia en el Partido de la Revolución Democrática (PRD). De inmediato el sol azteca alistó un expediente para expulsar definitivamente al famoso Químico, aunque no se supo si esto procedió de forma legal. Sin embargo, ahora el ahijado político de Fernando Castellanos Cal y Mayor, alcalde de Tuxtla Gutiérrez, ya ha levantado la mano de nuevo y ha anunciado, a sus colaboradores, que piensa buscar la alcaldía coneja cobijado por los colores del PRD.

Parece que Esquinca Cancino apuesta a la desmemoria del pueblo y quiere volverse a poner la camisa amarilla para buscar otro hueso que lo mantenga en la comodidad a la que se encuentra actualmente muy acostumbrado. El fin mezquino del Químico es sólo personal. Olvida que nosotros sí recordamos que él cobijó al exgobernador Juan José Sabines Guerrero en el PRD. Fue él quien lo inscribió como candidato cuando había hecho su berrinche de traicionar al PRI porque no querían darle la candidatura rumbo a la gubernatura, y los resultados del fraude a Chiapas y los proyectos inflados son por todos sabidos.

Ese respaldo del Químico a Sabines Guerrero le valió un sexenio de prebendas y empoderamiento. Aún se platica de cuando Juan Sabines ordenó vía telefónica, mientras comía en un restaurante de la ciudad, que el entonces presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez, Seth Yassir Vázquez Hernández, le diera un puesto al Químico. Frente a Sabines, Esquinca daba sorbos a un vaso con agua mineral y hielos. Ahí se enteró que su patrón le daría el cargo de titular de Verificaciones y Clausuras. El Químico ni chistó. Sabines le dijo que ahí se podría apoyar con un recurso extra y así fue. El resultado también es sabido por todos: el grado de corrupción se disparó y Esquinca, a cambio de unos cuantos pesos, dejaba pasar cualquier proyecto sin importar que éstos dañaran a los empresarios capitalinos. Los bares proliferaron y la prostitución en pleno centro de la capital coneja se agudizó.

No puede pasarse por alto que el Químico trae un largo historial de corrupción y ahora busca desesperadamente que le vuelvan a dar cobijo en el PRD, porque sabe que ningún otro instituto político lo quiere. ¿Será que alguien se animará a darle jugada al que se prestó ser el esbirro de Nemesio Ponce? ¿alguien le dará paso, aun sabiendo que él ayudó a fraguar varias acciones en contra de los chiapanecos? Pero no todo acaba ahí. A Carlos Esquinca también lo persiguen su misoginia y machismo, y una serie de amenazas de muerte en contra de la otrora legisladora Olga Espinosa. ¿La causa? El Químico quería que jugaran a las juanitas y que la diputada renunciara a la curul para que él subiera como suplente y se diera la gran vida, pero las cosas se le salieron de las manos y fue evidenciado quedándose con las manos vacías y con las ganas de figurar.

Ahora, desesperado porque sabe que el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) no lo abanderará a él, que en Mover a Chiapas ni levantó y que en el sol azteca no es más que un apestado, Esquinca está comiéndose las uñas, pues los errores que sembró en el pasado lo van a perseguir y van a ser sus peores recomendaciones. Seguirá viviendo de los sueños de querer ser alcalde de Tuxtla Gutiérrez, pues es algo que nunca va a pasar. No tiene tablas para ello. Lo que le queda es vivir de sus glorias pasadas: una diputación por el sol azteca, la dirigencia del PRD, su puesto como policía con el que no se le veía muy cómodo en el Ayuntamiento, y ahora con sus suspiros al aire de estar catalogado como un traidor que busca regresar al partido que lo hizo y que le dio lo que es, aunque él le haya dicho en entrevista en el 2015, en un acto de soberbia, al medio AquíNoticias, que él como político no le debía nada al PRD.

Curioso que quien dijera que no le debe nada al partido al que traicionó quiere ahora que le den cobijo. Bien dicen que en política no hay nada escrito y los errores siempre terminan apareciendo para reventar en la cara de los traidores.

 

Manjar

La recomendación de hoy es “La fiesta del chivo” de Mario Vargas Llosa y el disco “Beggars Banquet” de The Rolling Stones. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

 

@C_T1

 

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