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Código Nucú / Del pinche voto al sin pedir nada a cambio

Código Nucú / Del pinche voto al sin pedir nada a cambio
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César Trujillo

 

En una desesperada carrera por ganar adeptos, tras sus constantes errores lingüísticos al usar un lenguaje soez con los ciudadanos—, y mostrar un rostro diferente: el de un “político” comprometido con el cuidado de las playas y puertos, la protección de la Selva Lacandona y la contaminación de los ríos de toda la geografía chiapaneca, al senador del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Luis Armando Melgar Bravo, se le ha ocurrido incrustar en los discursos de los ciudadanos que “agradecen” de forma voluntaria su apoyo la frase “sin pedir nada a cambio”.

Su estrategia parte de aquel resbalón donde, cargado de soberbia y mostrando lo que en realidad es, afirmó hace unos meses que “ni el pinche voto” le pediría a los ciudadanos en los comicios del 2018, mismos que están ya a la vuelta de la esquina. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho, y ahora Luis Armando Melgar sabe que ese error derivado de un arrebato característico en él, no podrá quitárselo tan fácilmente de encima y lo va a perseguir a donde vaya.

El pinche voto es el que lo tiene ahí en el poder, enquistado por seis años como senador, tras un acuerdo pactado y que le ha valido ser un parásito por cuatro años en los que no ha hecho nada más que consolidar la Red Melgar: la fundación que le permite hacer actos anticipados de campaña y promover su apellido como bandera de salvación en un estado que se ha caracterizado por ser presa fácil de saqueadores cuyos apellidos brincan y brincan en cada periodo de elecciones.

Ahora, para no desviarse tanto y mantener su postura soberbia, la frase cambió. Al pinche voto, frase retóricamente agresiva y ofensiva para muchos, le brotó un ápice de sobriedad y sutileza, y ha recorrido las playas de la zona Costa donde encontró a los prestadores de servicios que, con tal de no tener problemas y recibir la nimia ayuda que les brindan, salen en raquíticos videos reafirmando como oración penitenciaria que el excelentísimo senador Melgar y su red electorera lo hacen “sin pedir nada a cambio”.

¿Sin pedir nada a cambio? No, eso no existe. No en la política. No en el arribismo. No en los intereses mezquinos de los verdeecologistas. ¿Sin pedir nada a cambio? No en la desatada hambre del senador por ser el alfil de algún partido que lo respalde para poder alcanzar la gubernatura de Chiapas, y servirse con la cuchara grande por seis años más, sólo para que ponga los cubiertos sobre el mantel y los Salinas Pliego se sirvan con toda libertad los bocados que requieran. Luis Armando Melgar Bravo no está dando botes recolectores de basura tatuados con su apellido sin pedir nada a cambio. Claro que ya está pidiendo desde ya algo y eso, señores, eso es “el pinche voto”.

Porque el senador sabe, como la sabemos todos, que sólo “el pinche voto” que desprecia (cuando anda de correoso) puede llevarlo a la gubernatura. Sólo “el pinche voto” puede darle ese sueño que lo tiene malhumorado y desesperado porque sabe que rompió relaciones que lo ponían en sitios privilegiados y ahora busca que Morena lo cobije y catapulte, o bien, cualquier otro partido que lo ponga en la carrera como favorito, sitio que saboreó y perdió por su incapacidad y su soberbia de hacer acuerdos políticos con su mismo partido. Melgar sí está pidiendo algo a cambio y es, bajo el disfraz del ambientalismo y el  compromiso con Chiapas, aparecer en las boletas del 2018 donde sí pedirá “el pinche voto”, porque de otra forma no sería otra cosa más que un cadáver político.

Más allá de andar diciendo que no se debe cortar nada en la Selva Lacandona debería ya tener una campaña en su defensa, pues el considerado pulmón del mundo está en alerta roja desde hace mucho. Pero el desconocimiento del senador lo bloquea, le cierra las puertas y se dedica a sólo ser otro político de retórica hueca, otro que quiere abarcar mucho y no puede hacer nada. Ya habló de los Lagos de Montebello, de los afluentes contaminados en Chiapas, de Proactiva (ahora Veolia), de la Lacandona, de Puerto Chiapas, de los manglares… ¡uff! La lista es larga y los resultados negativos. No cabe duda que la primera clase que deberían aprender los políticos es la de cerrar la boca y no andar prometiendo lo que no pueden cumplir. Eso sí que sería un buen comienzo para no pedir nada a cambio.

 

Manjar

Detuvieron a Javier Duarte en Guatemala. La misma algarabía se dio cuando detuvieron a Humberto Moreira. El resultado tristemente los sabemos todos. Ojalá y en esta ocasión al asesino de periodistas y jóvenes en Veracruz le dejen caer todo el peso de la ley. Aunque esa frase aplique solamente en los ciudadanos. #Disculpe_Mi_Incredulidad // La recomendación de hoy es “Trece mantis en un jardín germano”, selección del poeta y editor, Luis Armenta Malpica. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer. // No compre mascotas, mejor adopte.

 

@C_T1

 

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