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Código Nucú / Bajo las lenguas de fuego y el Estado

Código Nucú / Bajo las lenguas de fuego y el Estado
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César Trujillo

 

Ayer, las oficinas de la Dirección de Administración y Finanzas de la Secretaría de Salud en Tuxtla Gutiérrez se redujeron a cenizas. El mobiliario, equipo de cómputo y la papelería con información sobre las “sanas finanzas” de la dependencia se perdió entre las lenguas del fuego que devoró todo aquello que pudiera dirigir una investigación hacia los exsecretarios James Gómez Montes, Carlos Eugenio Ruiz Hernández, Francisco Javier Paniagua Guzmán y hasta el actual, Francisco Ortega Farrera. La misma vieja práctica fue aplicada. Esta vez el culpable (que no puede defenderse) es un corto circuito que se encargó de dar una bocanada de oxígeno puro a los implicados en el desvío millonario que padece la Secretaría de Salud.

Recordemos que en estas mismas fechas, el año pasado, en la Secretaría de Educación del estado, cuando estaba al frente la maestra Sonia Rincón Chanona, un supuesto grupo de encapuchados llegó a las 5 de la mañana e hizo de las suyas al vandalizar las oficinas y quemar, curiosamente, la documentación de la Coordinación Jurídica donde se encontraban, supuestamente, las notificaciones de los ceses y las bajas magisteriales, atentado que fue catalogado como una intentona por desestabilizar el movimiento magisterial que en ese tiempo llevaba 31 días, evento catastrófico que fue duramente criticado por las malas prácticas que desde siempre han sido abanderadas por el sistema y que no tuvo detenidos. Hoy, en la antesala de la presión social y las demandas de los propios trabajadores, ante el clima de inestabilidad que impera en los centros de salud, un corto se encargó de echarle la mano a los detractores del Estado que se han encargado de desviar miles de millones a sus cuentas personales y que tienen en una agonía eterna a los chiapanecos.

Todos sabemos que la crisis económica del sector salud comenzó a agudizarse con James Gómez Montes en el sexenio pasado, pues ya había probado las mieles del poder y la corrupción en el periodo de Roberto Albores Guillén, y por ello, con esa experiencia y la cercanía con Juan José Sabines Guerrero retornó empoderado y con el permiso de manosear todo el recurso que, en vez de ser invertido, fue desaparecido y llevado a otras cuentas. Los seis años de gobierno del sabinato la deuda del sector salud se disparó en un 200 por ciento y, a la fecha, los secretarios subsecuentes siguieron manoseando el recurso hasta tener hoy a la Secretaría de Salud herida de muerte: sin medicamentos, con adeudos millonarios a proveedores, con un descrédito ingente y una plantilla laboral que supera el monto destinado para el pago de los trabajadores.

Sigue siendo risible ver a forma vandálica en que operan las mismas instituciones en el país. Como bien señalara Isaín Mandujano, en un post en su muro de Facebook, es mucho más factible (y económico) contratar a un despacho contable que ponga orden en todo el despapaye que tienen desde la administración pasada, que buscar una justificación de un accidente que, si bien pudo ser cierto, con el desprestigio que tienen las autoridades estatales, con la fractura de la credibilidad entre los ciudadanos y sus funcionarios, se ha creado una ola de señalamientos en los que el Gobierno del Estado no ha salido bien librado y el “sospechosismo” de un autoatentado brinca ya de boca en boca.

Según se ha dicho, el corto circuito —del primer piso del edificio gubernamental ubicado en la Unidad Administrativa, que también alberga la Secretaría de Obra Pública y Educación— se encargó de borrar definitivamente el control presupuestal, las relaciones laborales, el control de pago y nómina, los recursos materiales, la contabilidad y archivos y expedientes que estarán haciendo brincar de gusto a más de un funcionario coludido con las tranzas desde el 2006. Las auditorías se tendrán que conformar con algunos datos improvisados y documentos nuevos que les presente el Gobierno del Estado, pues la jugada maestra ha podido librarlos del escrutinio. Nuevamente la embestida del poder da un madruguete y muestra otros de sus tantos rostros que se repite años con año, aunque para ello emplee disfraces diferentes.

 

Manjar

Dicen que el alcalde de Tuxtla Gutiérrez, Fernando Castellanos, ya alista las maletas para dejar la alcaldía en manos de un regidor. Unos dicen que es un priista y otros que es una panista. Quien quiera que quede en ese lugar debe llegar con una sonrisa congelada porque seguramente estará atado de pies y manos y no podrá hacer nada. La mesa y el cochinero ya están servidos. #Tómalabarbón // La recomendación de hoy es “El tigre en la casa” de Eduardo Lizalde y el disco “Pablo Honey” de Radiohead. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

 

*Foto cortesía del periodista Isaín Mandujano

 

 

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