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Ceguera selectiva / La Feria

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Sr. López

Algo le he contado sobre una peculiaridad de la familia materno-toluqueña de este menda, en la que hasta la generación de los abuelos, todos eran ateos (pero ateos, ateos, por generaciones, cosa que los hizo abandonar la madrastra patria, pues les incomodaba un poquito que el Tribunal del Santo Oficio, la temible Inquisición, de vez en cuando los usara como combustible en unas como tardeadas que antes organizaba). El abuelo Armando, pues, era ateo y sin ser comecuras, jamás pisó un templo. Así las cosas, cierta vez un joven fue a hablar con él para pedir permiso de ponerse de novio de su hija mayor -tía Guillermina-, quien, sabedor de que su proyecto de suegro era más ateo que un champiñón, le dijo que esperaba que no fuera obstáculo su condición de católico. El abuelo, que jamás abría la boca para ventilar la garganta, le respondió: -Sus aficiones son cosa de usted –y tan tan.

 

El lunes pasado la revista Proceso (reportaje de Luciano Campos Garza), publicó que un señor de nombre Marco Ferrara Villarreal (“filántropo local”), fue aceptado por el INE como aspirante independiente a la candidatura presidencial; ahora tiene que conseguir 864,536 firmas y aparecerá en la boleta electoral. Muy bien.

 

Se lo comento porque este posible candidato presidencial, le dijo al reportero que él es “orgullosamente gay” y que el país (este), está preparado para tener un Presidente “gay”… bueno, sí, señor Ferrara, sí… y seguramente no será el primero (digo, hemos tenido más de 80, ya sería el colmo que ni uno); además: no hay obstáculo legal, los requisitos e impedimentos al cargo están en la Constitución (artículos 82 y 83):

 

Usted, don Marco, no podría ser Presidente si no fuera mexicano, si su mamá y su papá fueran extranjeros, si no residiera en el país, si fuera cura o ministro de algún culto, y tampoco podría si fuera militar en activo, alto funcionario o ya hubiera sido Presidente. Nada dice la ley de que le tienen que gustar las mujeres. Eso es cosa suya. Si es homosexual, homeopático, vegetariano o le va al América, no es obstáculo (ni eso).

 

En este país, don Marco, está prohibida toda discriminación (artículo primero de la Constitución, párrafo quinto): “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”.

 

Las tremendas injusticias, ofensas y sufrimientos que largamente han padecido los homosexuales, explican posturas como la del señor Ferrara. Claro que sí. Pero no es cosa muy segura que el país esté preparado… hay un sector de la sociedad que rechaza el homosexualismo, igual que hay un sector del homosexualismo que provoca a la sociedad; unos por fobias de psicólogo, los otros por revancha; por lo que sea, pero así es y por lo pronto, parecen irreconciliables ambos bandos.

 

No son pocas las personas homosexuales que han sido y son, no solo decentes sino muy valiosas para la sociedad, sin que su decencia y su valía tengan nada que ver con sus genitales, asunto algo íntimo que a primera vista, no parece prudente ventilar en la plaza pública, hasta que se comprende que era necesaria la abierta y no pocas veces escandalosa reacción, para terminar con la persecución y violencia que al menos en occidente padecieron (y padecen) los homosexuales hombres y mujeres, pues la relativa tolerancia de los tiempos de la Roma clásica, terminó cuando en el siglo IV tres emperadores -Valentiniano II, Teodosio I y Arcadio-, la declararon universalmente ilegal en todo el imperio… para todo romano nacido libre (o sea, los no romanos, los esclavos… ni tan universal), hasta que Justiniano en el siglo VI la decretó ilegal en todas sus formas y acomodos, para todo mundo y bajo pena de muerte… ¡áchis!

 

“Pecados del tiempo”, dirá usted y sí, pero tampoco se puede castrar, desterrar o ejecutar a alguien por no ser heterosexual. Tampoco. Y ahora, a resultas de esa moral (de “mores” costumbre… y la costumbre hace ley), para erradicar esas barbaridades, hay y habrá un buen rato, la insistente acción de defensa de los derechos humanos de todos, prefieran lo que prefieran para ejercer su sexualidad. Ni modo. Y ya llegarán tiempos en que se abandone el escándalo, la estridencia y el mal gusto para defender esa justa causa, porque debe decirse también que la defensa de los homosexuales ofendiendo a los heterosexuales, nada les abona… pero así es esto de la dinámica de la sociedad. Por lo pronto, en la ley está que no se les puede discriminar, ya es algo, no es poco.

 

Y ya en esto, se pregunta uno: ¿cuándo se va a reaccionar a favor de sacerdotes, ministros del culto y militares?… ¿por qué a nadie molesta que sean ciudadanos a medias? Por buenas razones, responderán sin equivocarse no pocos, por buenas razones. Nada más que quede claro: sí hay distinciones, sí hay discriminación. Nadie en su sano juicio propondría que se prohíba a curas, ministros del culto o militares, hacer investigaciones científicas, practicar deportes, fundar empresas… ¿por qué no nos molesta que tengan prohibida la actividad política? No somos una sociedad idílica en la que de verdad a nadie se le limitan sus derechos.

 

Y ya en esto: ¿cuándo se hará efectiva la igualdad de salarios a las mujeres?… otra fea práctica que no cede.

 

Y ya en esto: hace largos años que en México, supuestamente, hombres y mujeres, tienen los mismos derechos… ¿de veras?… porque a este López le gustaría (mucho), una presidenta… ¿cuándo?

 

La agenda “gay” se impuso pero no es con mucho, la causa mayoritaria: Conapred señala en su Encuesta Nacional sobre Discriminación en México 2010, que  el 23% de los mexicanos dicen no estar dispuestos a vivir con alguien “de otra raza” o “con una cultura distinta”.

 

Sí, en México practicamos la ceguera selectiva.

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