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Cambio de lengua / Artículo Único

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Angel Mario Ksheratto

 

De entrada, da la pinta de ser una negociación propagandística que se contrapone a la tradicional costumbre del presidente de no firmar “pactos de civilidad”, bajo el argumento que “para cumplir la ley, no se requieren pactos”. Paradójico. Ésta vez el mandatario federal, impulsa un pacto entre el gobierno de Chiapas y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que tiene como fin primario, otorgar impunidad al dirigente sindical doméstico, acusado de por lo menos, ocho delitos.

Los alcances del convenio, son inciertos, pero también, reveladores en cuanto a las facultades del Ejecutivo Federal, los límites constitucionales respecto a la autonomía de los Estados Federados, la injerencia en asuntos locales e incluso, los privilegios ilegales a los dirigentes sindicales que el propio presidente ha atacado ferozmente desde su campaña electoral.

Es claro que Pedro Gómez Bámaca, excluyó de los acuerdos, temas torales para la educación y asuntos concernientes a las leyes secundarias a la reforma educativa, el tema de las plazas magisteriales a egresados de las escuelas normales y pedagógicas, la supresión de la evaluación y otras demandas de la CNTE a nivel nacional que, hasta éste jueves, llevó a los maestros a cerrar los accesos de la Cámara de Diputados federales que debieron reunirse para legislar sobre el asunto.

La temática expuesta ante los secretarios de Educación federal y estatal, la secretaria de Gobernación, el presidente López y el gobernador Escandón, giró en torno al dinero: un supuesto adeudo de mil millones de pesos (arrastrados desde los últimos tres sexenios de los cuales, ya se han abonado 500 millones), alto a la “represión administrativa” y suspender los juicios legales contra los dirigentes de la CNTE local, acusados de fraude, extorsión, desvíos millonarios de recursos públicos, daños a propiedad ajena, despojo y otros más.

Hasta unas semanas antes, el presidente López aseguraba que su gobierno, no negociaría con delincuentes; “está bien pintada la raya entre la delincuencia y la autoridad”, solía repetir en sus conferencias de prensa mañaneras. No ha dejado de fustigar a líderes sindicales corruptos, principalmente, a los que no se alinean a su forma de pensar.

Pero ante un dirigente provinciano, cedió; y lo peor: arrastró al gobierno de Chiapas, al descrédito, la burla generalizada y la pérdida de confianza de millones de ciudadanos, en su administración.

Para bien o para mal, el gobierno de Rutilio Escandón, se estaba posicionando en el ánimo de los chiapanecos. El anuncio de que habría de llevar a los tribunales a Pedro Gómez Bámaca y su círculo cercano de estafadores de la educación, le generó simpatías, en virtud del hartazgo contra la manipulación y los excesos de esa cúpula podrida y beligerante. Incluso, miles de maestros amenazados por la banda de Gómez Bámaca, celebraba la decisión gubernamental y respaldaba al gobernador Escandón.

Rutilio Escandón y la secretaria de Educación Rosa Aidé Domínguez Ochoa, no solo habían puesto el cascabel al gato, sino que le tenían con el pescuezo contra el piso. Habían roto con la vieja tradición de sobornar a dirigentes corruptos y se disponían a liberar a la educación de gente inescrupulosa. Planeaban sanear las finanzas públicas e invertir lo que antes servía para mantener parásitos, en una mejor educación, pero…

Un pacto al margen de la ley, impuesto a fuerza, les ha impedido lograr un propósito tantas veces esperado. Es donde surge la pregunta: ¿Tiene, el presidente de la república, facultades para inmiscuirse en las decisiones internas de un estado que, por ley, es autónomo, soberano y libre? Una más: ¿Su discurso contra la corrupción es real?

Personalmente, creo que es irreal; del “no vamos a negociar con ninguna banda, con ninguna organización dedicada a cometer ilícitos. Se va a actuar con rectitud, con integridad; no va a haber componendas”, al “piensen en sus mamacitas” o “Bartlett es una persona honorable”, es claro indicativo que solo se pretende repetir los anquilosados discursos del pasado y que la narrativa de los conservadores, sigue vigente. Solo ha cambiado de lengua.

 

Transitorio

La tendencia es que en las Mesas Directivas y presidencias de las JUCOPO, no haya reelección; en Chiapas, Marcelo Toledo, líder cameral, ha sido cauto, institucional, apegado a las reglas. No en cambio, Rosa Elizabeth Bonilla Hidalgo, presidenta de la Mesa Directiva del Congreso, quien contra todo, pretende reelegirse, aun cuando obran en su contra, denuncias por maltrato laboral, incompetencia y desorganización… Aparte, otras sospechas.

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