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¡Cálmense! / La Feria

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Sr. López

 

De la prima Lita (de nombre Estela, pasó a Estelita y terminó en Lita), decían los mayores de la familia materno-toluqueña de este López, que tenía el carácter disparejo o que era “de humores”, pero la verdad, nomás era berrinchuda, mucho muy, exageradamente berrinchuda: con ella las cosas eran como ella decía o no eran. Lita llegó a la edad de merecer (frase machista gravemente  ofensiva… ¿merecer?), con el rostro agraciado y el cuerpo de ¡y retiemble en sus centros!, que provocaba a todo varón con la mala suerte de toparse con ella, severos cuadros de tortícolis y de lo que en medicina llaman “espondilosis cervical” (desgaste anormal en el cartílago y huesos del cuello). Lita era un atentado frontal a la virtud de la castidad en cualquiera de sus variantes. Pretendientes le llovían, pero por su modo de ser, huían pronto, hasta que hubo uno que se encaprichó y le aguantó todo hasta conseguir que Lita anunciara que los papás del incauto iban a “pedir su mano”, como fueron, para escuchar la inusual respuesta de la mamá de Lita (“Yo no me hago responsable”), y peor aún la del papá: -“Joven, no sea loco”.  Pero, confirmando la verdad universal de que nadie oye consejo, hubo boda y viaje de Luna de Miel… del que Lita regresó sola. Jamás se volvió a saber del fugaz marido. Unos decían que se había ido de voluntario a Vietnam; otros, que se suicidó. Puros chismes y Lita no dijo nunca qué pasó. Pobre hombre…

 

Uno se preocupa por quien será nuestro próximo Presidente de la república. De buena fe. Con las ganas que siempre tuvo de llegar… no se vaya a llevar un chasco.

 

Habrá quien se preocupe por el país, pero la realidad nacional actual, el contexto internacional y nuestra vecindad con los EUA, permiten suponer que es don AMLO quien corre peligro de sufrir una incurable depresión a causa de lo distante que está el ejercicio del poder presidencial de su cándida visión.

 

Deje de lado los partidos políticos que hoy son fieras desdentadas y desgarradas (sin garras), o al Poder Legislativo federal (y los estatales), que muchos quebraderos de cabeza no le darán. Es lo demás, casi todo lo demás, lo que no es un hato de novillos de faena fácil.

 

Para empezar, la Suprema Corte no es lo que era en tiempos del pricámbrico clásico, hoy es un cuerpo judicial que no se deja mangonear tan fácil; sume a eso, el berenjenal que forman las numerosas organizaciones no gubernamentales directamente relacionadas (cuando no dirigidas y financiadas), desde el extranjero, más las ONGs nacionales que le han plantado cara al poder desde hace decenios (y no les espantan amenazas ni frases lapidarias, acostumbrados como están a malos modos y desaires)… por cierto ¿la austeridad las alcanzará?, porque reciben cantidades considerables de dinero del erario federal… quiero ver, dijo el ciego.

 

Aparte de eso, la prensa mexicana tampoco es lo que era antes (ni la que pone la mano presta al embute, chayote o como le digan), cuantimenos la extrajera (que recuerde el equipo de los más cercanos de AMLO, de dónde vino la campaña que demolió la imagen de don Peña Nieto: de Londres, Nueva York y Washington).

 

Y para que no le falte su cereza a este pastel de inconvenientes al uso imperativo del Poder Ejecutivo, debe tomarse en cuenta que hoy, cualquier ciudadano con teléfono móvil (celular le decimos en México), se siente reportero y “sube” a la red lo primero que ve, lo interpreta y opina a sus anchas. Y las redes no tienen límites geográficos: ¡ay del funcionario que sueñe en controlarlas o que se crea inmune a sus efectos maléficos!

 

Quienes tengan acceso a los oídos de AMLO, si de verdad lo estiman, debieran tratar de moderarlo y explicarle que el tenochca promedio, por bien servido se da si se comporta con seriedad, respeta las leyes en cuanto sea posible (no somos soñadores ni esperamos milagros), y si erradica la corrupción estructural, esa que anida hoy en las altas esferas de ciertas partes de la administración pública.

 

Antes de continuar se repite: corrupción que anida ciertas partes de las altas esferas de la administración pública, porque no es cierto que todo el gobierno esté podrido, afirmación de “infomercial”, de vendedor de pócima mágica, de campaña, pues; que si eso fuera cierto, este país no hubiera recibido de 2013 al primer trimestre de este año, 182 mil millones de dólares de inversión extranjera directa (no de capitales golondrinos en Bolsa, no, sino de inversiones en empresas y fábricas, inversión dura que se queda en nuestro país)… a menos que piense usted que los dueños de capitales de esa escala babean de tarugos; y tampoco es cierto que el país es un barco carcomido, porque entonces habría que pensar que pasamos del 15º lugar mundial de captación de turismo extranjero al 6º porque los paseantes de otros países son parvadas de imbéciles. Ya estuvo bueno: hay cosas, muchas cosas que no están bien ni nos gustan, pero no estamos en emergencias ni cuidados intensivos, faltaba más.

 

Lo que no es muy recomendable es que AMLO continúe siendo la noticia diaria (“la nota”). La prensa sabe que tarde o temprano, hasta el político más diestro acaba por patinar en esa casa de jabonero que el hacer público. Calma, faltan largos meses para asumir el poder, no hay necesidad de estar gastando cartuchos antes del inicio de la batalla. La gente nos empachamos pronto.

 

Dirá usted que no es este López nadie para andar dando consejos. Cierto. Pero ver al próximo Presidente de México desacreditando al INE por la bobada del fideicomiso ese, preocupa: ¿si de eso es capaz antes de ser Presidente… qué no hará ya con la banda terciada? O la carta publicada ayer, que le mandó al Trump, pone los pelos de punta por su tufo complaciente y porque es equivalente a presentar en grandes líneas el programa o los propósitos de su gobierno en cosas del todo ajenas a la relación bilateral.

 

Seamos pacientes, esperemos que pronto recapaciten en que están agotando antes de asumir el poder, la usualmente aceptada cuota de errores. Ya ¡cálmense!

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