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Calistenia de la lengua / La Feria

Calistenia de la lengua / La Feria
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Sr. López

 

Con mayor sobresalto que un telefonazo en plena madrugada, se entera uno de la más reciente puntada del Pejehová redentor de todos nosotros: si gana la presidencia de la república, nombrará Secretario de Seguridad Pública a Alfonso Durazo Montaño, anunció ayer muy campante; por si no fuera suficiente, dijo que implementará la Guardia Nacional… y remató de trincherazo:

 

-“Voy asumir esa responsabilidad. No voy a delegar. Habrá Mando Único. Tengo la experiencia de cuando fui Jefe de Gobierno. Todos los días me reunía con el Gabinete de seguridad (…) No se va a delegar la responsabilidad  en ninguna  instancia ni secretaría” -¡Dios nos ampare!

 

En orden: lo de don Durazo es alarmante no porque le sepa uno nada fétido al caballero, no, sino por su absoluta falta de cualidades y calificación para el cargo. En sus tiempos priistas (de enero de 1973, al 19 de mayo del 2000), llegó a Secretario Particular de Colosio y a Jefe de Prensa del secretario de Gobernación, Esteban Moctezuma (tiempos de Zedillo). En sus tiempos panistas, fue Secretario Particular de Fox y también su Jefe de Prensa (vocero). En sus tiempos de perredista fue fallido candidato a Senador (no ganó). Y en sus tiempos en Morena, fue Diputado Federal de representación proporcional (sin votos), de 2012 a 2015. Desde ayer vela las armas para asumir la Secretaría de Seguridad Pública del país, lo que es -de su parte-, irresponsable y de parte del Pejeremías, también… ha sido del PRI, del PAN, del PRD y ahora, de Morena (ahí la lleva).

 

Para que no piense el Pejecutivo Legítimo que le tiene uno mala fe, se le advierte de una maña de don Durazo: renuncia mediante Carta Abierta que publica en la prensa nacional. Así se la hizo a la entonces presidenta nacional del tricolor, Dulce María Sauri, el 19 de mayo del 2000, a la que le puso: “(…) es válido suponer que el ciclo del PRI como partido en el poder está terminado, toda vez que un partido sin democracia no tiene futuro” (a centavo les supo la boca a ella y a Zedillo). Luego le repitió la receta a don Fox, el 22 de junio de 2004, al que le publicó una breve renuncia (19 páginas), en la que le reprochó que estuviera dándole alas a su esposa (doña Martita), para ser su sucesora (la verdad es que don Chente odia las mudanzas); entre otras perlas, escribió: “(el país) no está preparado para que el presidente deje a su esposa de presidenta (…) De ese coqueteo político derivan muchos de los desencuentros que hoy conoce el país (…) no me sorprendería que las reacciones llegaran incluso, a la violencia política”. ¡Fíu!

 

Si le tuviera uno inquina al Pejesús, le desearía que ganara la presidencia y nombrara a don Durazo, nomás por el gusto morboso de esperar pacientemente su renuncia y la exhibida que le iba a dar, pero, no, no es mala persona y se le desea (sinceramente), que no gane (más nos vale).

 

Lo de “más nos vale”, es por eso de poner en funcionamiento la Guardia Nacional como él la concibe:

 

“Vamos a integrar a las corporaciones policiacas, a la Marina y al Ejército, va a haber una Guardia Nacional. Ahora es un desastre porque cada corporación hace lo que considera, por un lado está la Marina, por otro lado está el Ejército, por otro lado están las policías; no va a ser así. Va a haber una Guardia Nacional porque son 240,000 soldados, 50,000 marinos, estamos hablando de una fuerza de 300,000 elementos, más que las policías estatales, municipales, las vamos a integrar y de manera coordinada vamos a actuar” (si cree que lo está uno calumniando, busque el video “Esto soy”, él lo dice, a uno no le reclamen).

 

O sea: va a fusionar todo y el muégano federal resultante va a encargarse bajo sus atinadas órdenes de la seguridad nacional… sí, y también, el día que no le gusten sus corbatas, lo van a quitar del cargo. ¿Se dará cuenta de lo que dice?; ¿sospechará por qué existe el estado Mayor Presidencial? (y no hace falta ni es recomendable que le falte al respeto a las Fuerzas Armadas: ni son un desastre ni hacen lo que les da la gana)

 

Para hacer este adefesio, además, el Congreso debería modificar seis artículos de la Constitución (35, fracción IV; 73, fracciones XII y XIV; 76, fracción IV; 89, fracciones IV, V, VI y VII; el 199 y el 129). Y entonces sí, el Pejeremías podrá ejercer de dictador o darse un golpe de Estado sobre pedido. Fácil.

 

Y si de veras quiere instaurar la Guardia Nacional prevista en la Constitución, le tenemos noticias don Pejehová, no es de enchílame otra: la Guardia Nacional es una fuerza estatal, temporal, CIUDADANA (no de militares, pues es muy peligroso tener dos ejércitos), y bajo las órdenes del Gobernador de cada entidad. Encima, para que el Presidente llame a la Guardia Nacional de un estado, necesita permiso del Senado (eso dice la Constitución, si no le molesta don Pejecutivo: “Artículo 76. Son facultades exclusivas del Senado (…) Fracción IV. Dar su consentimiento para que el Presidente de la República pueda disponer de la Guardia Nacional fuera de sus respectivas entidades federativas, fijando la fuerza necesaria”).

 

Resta lo de que no va a delegar en ninguna instancia ni secretaría. Ya lo sabíamos. No hace falta que nos advierta. Nada más que no ande diciendo que tiene la experiencia de cuando fue Jefe de Gobierno, porque la inseguridad en la Ciudad de México no la resolvió y por eso le armaron el borlotazo aquél de la “Marcha Blanca” (28 de junio de 2004).

 

Don Durazo que ya siente calientito en los fondillos (sería su tercer Presidente, que ya chambeó con Zedillo y Fox), se aventó al ruedo con declaraciones a la prensa después de su nombramiento ‘sub conditione’ (si es Presidente el Peje… y si se acuerda),  dijo: “(…) de inmediato se controlará la situación de violencia que vive el país (…) Tenemos que esperar a que las medidas de carácter económico, social, legislativo rindan su fruto”. ¡Ah, bueno!  

 

Todo esto es nada, “flatus vocis”, puro discurso, prometer no empobrece. Como siempre el Peje, en su inagotable calistenia de la lengua.

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