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Alvarado, pan panadero, pan…

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Ruperto Portela Alvarado. 

+ La tradición mexicana de comer pan… / + Los panaderos del Alvarado de antaño… / + Una historia de ilustres alvaradeños…

 Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Domingo 26 de Abril de 2020.- México tiene muchas tradiciones que van desde el chocolate, el café y diversas comidas. Cada región tiene su forma de distinguirse entre el arte culinario, el folclor y las bebidas: las tortillas, los sopes, las carnitas, la barbacoa, los tamales el tequila, el mezcal o el comiteco en Chiapas. Veracruz se distingue por sus picadas o pellizcadas y los mariscos.

Pero a lo que no puede rehuir un mexicano de abolengo es al pan que acompaña el desayuno y la cena en cualquier estrato social. El pan va con el chocolate, con el café. Por eso son tantos y variados los tipo de pan en México que cada región tiene el suyo y con sabor propio. Yo me quedo con el de Alvarado,  los alvaradeños de antaño y los de ahora, como siempre.

Es tan grande esta tradición en México que hay varias canciones dedicadas al pan como aquella del “Pan, Pandero, Pan” y la del “Panadero, el Pan” que hizo famosa el gran Germán Valdez “Tin Tan” montado en una bicicleta con la canasta en la cabeza, en la película “Hay amor como me has puesto” (1950), donde acercaba el producto a las casas. Esa forma ya se ha extinguido en la modernidad. La alegría del pan se nota en las canciones: “los maderos de San Juan, piden pan y nos les dan…”.

Alvarado no escapa a esta tradición del pan y panaderos de antaño y los de hoy que han seguido con esa calidad y delicioso toque de repostería que está presente en la mesa de todos los alvaradeños, por lo regular a la hora de la cena. A ellos, los panaderos de este “macondo del pasado”, este homenaje y agradecimiento por ofrecernos un delicioso pan que hoy es muy apreciado en muchas partes de la república.

Pero son tanto los panaderos históricos de Alvarado, que no sé ni por quién empezar. Bueno, por aquellos que lo fueron pero se dedicaron a otras actividades como “El Burro” Mario Padrón que luego fue “tirador de cartas” en las bancas de las ferias o Ricardo Tiburcio que más tarde fue dueño y patrón de pesquería  junto con  don Juan Francisco “Yiyo” Herrera Román y don Beto Herrera, uno del barrio de la Fuente y el otro de la Trocha. Creo que “La Gardella” el ampáyer de béisbol; “Pablo Erú” Figueroa Prieto y su hijo Eugenio, que era muy aficionado a las peleas de gallo,  también fueron panaderos.

Quiero recordar si Nacho Baltazar que vivía en la calle Galeana entre Netzahualcóyotl y Aldama, fue panadero, aunque me dicen que era Juez de Barrio. También me acuerdo de Francisco “Chico” Jiménez y “La Bella” –de quien nunca supe su nombre— vivían en la calle Ocampo, a un lado de la casa de “La Sepa” y “La Chapu”, y enfrente de Andrés Rosas el carnicero, pero que trabajaban en una panadería que estuvo frente a la mercería “La Sorpresa” de don Felipe HernándezReyes que estaba al lado de la “Escuela de las Madres”.

         De los panaderos de aquellos viejos tiempos cuando íbamos a la panadería por tres pesos de pan y nos daban una bolsa de papel de estraza llena de teleras, conchas que llamábamos bombas; galletas de manteca o de agua; budines, regañadas, enredos y laureles, puedo contar a mi tío Ángel “Macaje” Lara Portelaque hizo mucho tiempo el pan en la casa de mi tía Sotera en la calle Bravo  entre Netzahualcóyotl y Rockefeller.  Ahí mi tío se hacía ayudar por mis tías Sara y Luisa que siguieron la tradición.

         “Ángel Macaje” como se le conocía en el pueblo, luego tuvo su panadería en la calle Juárez, casi frente a la “Farmacia Mutualista” que estuvo mucho tiempo atendida por Virgilio Azamar, que hasta creí que era suyo el negocio. En ese mismo lugar –antes que mi tío “Ángel Macaje”—tuvo por mucho tiempo su panadería “Kapla”, quien hasta hace poco supe que se llamaba Modesto Alfonso Santos Pitalúa.

         Por cierto, el año pasado, me encontré a una de sus hijas, María de los Ángeles Santos Valencia quien me contó que su padre fue boxeador con el nombre de “Kid Kaplan” y que quien despachaba el pan era su hermana Rosa Aurora. Yo he sido amigo de uno de sus hermanos apodado “La Chaira”, Adolfo Modesto Santos Valencia –a quien le mando un saludo– y también conocí al otro que tenía el mismo sobre-nombre y que murió en un accidente.

         Nunca se me olvidaría el nombre de Félix Figueroa Zamorano, “Pulgar”quien fue de los panaderos pioneros en Alvarado con su panadería “La Quebradita” en el boulevard Juan Soto, junto a la refaccionaria “Zamorano” del papá del maestro Rodolfo Zamorano Vorrath (en esquina Madero), lo que después fue el taller mecánico de Rutilo “El Gato” Chávez. “Pulgar” heredó a su hijo, mi estimado amigo Rafael Figueroa Zamorano “La Pulga”, este exquisito oficio que nos deleita con unas sabrosas piezas de pan e inclusive repostería, desde hace 30 años a la fecha, en la calle Matamoros, frente a la clínica del Seguro Social.

         “La Quebradita” luego pasó a ser  propiedad de “El Palomo”, de quién no he sabido nunca su nombre. Ya en su poder, le cambió el nombre a la panadería por el de “Las Quince Palomitas” que quiero creer, fue por número de hijas que tuvo; por cierto, muy bonitas todas ellas. Y al igual que los apodos, en Alvarado también se hereda el oficio y las profesiones, por lo que uno de los hijos del “Palomo” que lleva el mismo apelativo, sigue horneando pan y vendiéndolo por las calles de Alvarado. De esa generación de panaderos es también Rodolfo “Fito” Prieto.

         A mi recuerdo vienen aquellos tiempos en que las panaderías surtían el producto a vendedores callejeros que en unas canastas redondas de más de un metro de diámetro y 30 centímetros de hondo salían por las tardes a ofrecer el pan. Cada uno ya tenía su recorrido y sus clientes, donde casi iban a hacer entrega. Por nuestra parte, mi papá Celedonio nos mandaba a comprar los tres pesos de pan, primero con  Elbo Daniel Mojica Severino y su esposa “La Negrita”que era quien despachaba en su panadería y expendio ubicado en el barrio del Tigrillo, en Sotero Ojeda, entre Guerrero y Morelos.

         Esos tres pesos de pan nos llenaban la barriga por las noches con un pocillo de café y a veces un plato de arroz con carne o si no con yuca o papa. Fuimos muchas veces a comprar a la panadería de  don Modesto Alfonso Santos Pitalúa “Kapla”. De aquella generación de panaderos hay que recordar a don Faustino Figueroa Zamorano –hermano de Félix “Pulgar”—que vivía y tenía su panadería en los escalones de la calle Aldama, entre Galeana y Ocampo, a media cuadra del molino de nixtamal de Mauro “Gasolina” Palencia.

         Puedo mencionar la panadería de “Tío Pico”, que creo él se llamaba donPedro Bertín Hernández, –aunque no estoy muy seguro—, hermano de “Pablo Piña”. Tuvo su negocio en un amplio terreno de la calle Bravo, casi esquina con Victoria, junto a la peluquería y sastrería, de “El Hueco”, de apellido Sánchez Ouvier, pero que no sé su nombre, y al lado de la casa del maestro Ernesto Macarty Torres. Enfrente vivía “El Cubano” y una señora que le decían “La Vieja”, familia de Pancho Alfonso y Beto Herrera, si no me equivoco.

Con “Tío Pico” trabajó mucho tiempo como hornero, un señor chaparrito que le decían “Santiaguito”, Santiago Cruz papá del amigo Isra el contador, que han vivido siempre frente lo que era la farmacia “La Campana” del doctor Ángel Cobos Azpiasu en la calle Bravo, casi llegando al boulevard Juan Soto; al lado donde tenía su zapatería “Lapio”, Higinio Terrazas y en la esquina el negocio de frutas y legumbres de Emeterio Alceda Cruz y en la otra, la tienda “La Mixteca” de doña Juanita que creo era esposa de un señor llamado Pedro Uscanga.

         El pregón aquel de los vendedores de pan y repostería que hacía doña Fe Varela en su casa de la Rayón y Manuel P. Hernández y su hermano “Varelita” que tuvo su horno en donde están los cuartos de Pámpano en la calle Rockefeller, fue histórico. Gritaban: “budines, tongoleles, pastel suizo, niño envuelto, torta de coco, merengues a veinte”. Todavía me sé el tono musical.

         Es de esa época de los grandes panaderos de Alvarado don Rafael Ramón Sacramento  “Fay Ramón”, papá de mi compadre “Nacho Ramón Zamorano “El Avión”, quien fue parte de la consulta para este artículo. Su panadería estaba en la calle Ignacio Allende, entre Rayón y Madero, contigua a su domicilio que daba a la calle Madero frente a la casa de los Zamorano. Y como dijo su nieta Mayra Ramón: “el mejor pan de Alvarado era el que hacía mi abuelo Fay”. Yo digo que sí, pero la verdad, en Alvarado siempre se ha cocinado pan de calidad y muy sabroso.

         No hay que pasar por alto dos distinguidos panaderos como lo fueronVicente Santos que se hizo especialista en los marquesotes y Miguel Ángel Lara Andrade con su tradicional panadería “La Guadalupana” que ahora convirtieron sus hijas María, Cristina, Lidia, Lucrecia y su hermano Mike, en repostería y pastelería de alta calidad y exquisitez. No se nos debe olvidar la panadería deMario “Camión” Ortega, quien también se dedicó a hacer empanadas de guayaba, de queso con azúcar y volovanes que proveía a la cooperativa de la escuela primaria “Benito Juárez”, que vendíamos a la hora del recreo.

         No menos sabroso fue el pan de Joaquín Román, cuya panadería estaba al fondo de un pasillo en la calle Ocampo, a lado del predio donde estuvo el Hotel Regis –que me cuentan se incendió–, donde se instalaban los circos y las ferias y hoy está el edificio de Teléfonos de México. Por supuesto que en el historial no puede faltar la panadería “La Quimbambola” de Vicente Valerio “El Aleluya” que primero estuvo en la calle Manuel P. Hernández, frente a la casa de don Alfonso Carbajal, el insigne y recordado prefecto de la Escuela Secundaria y Bachilleres de Alvarado, nuestra benemérita ESBA. Después la pasó a la calle Guerrero frente a la casa de don Joaquín Martínez quien tuvo un billar donde ahora es la tienda de ropa “Más” en la esquina de la calle Llave frente a donde vivía “Pomponacho”. Finalmente “Vicente el Aleluya” hizo su horno en su domicilio de la calle Madero, donde vivió por muchos años.

         No sé ahorita cuantas panaderías más hay en Alvarado, pero yo voy con mi amigo, hermano de la infancia y compañero de la escuela primaria, Rafael Figueroa Zamorano, “Fallo La Pulga”, a quien agradezco esos deliciosos bocadillos que me ofreció el día de la presentación de mi libro: “Alvarado de Mis Recuerdos”el 4 de octubre de 2019, en la Casa de la Cultura de Alvarado, que fue una demostración de la calidad y sabor del pan que él hace. Vale mencionar también a un amigo, “La Bomba”,  quien hace buen tiempo no veo, pero qué se dedica a la panadería con muy buen sabor, calidad y resultados.

         Ahora los alvaradeños pueden disfrutar del arte de la harina y la manteca con azúcar y sal; con sabor y amor a la mesa-banco de amasar y diseñar las teleras, las tortas de queso y de coco; las empanadillas de guayaba, las canillas, laureles, budines, los tongoleles,  enredos, bombas o conchas; tabaquitos, galletas de agua y de manteca; el pastel de jaiba, los volovanes y demás piezas que se me escapan de la memoria, pero que sin lugar a dudas, son el mejor pan de la región, el país y el mundo. No hay como la panadería alvaradeña que lleva a disfrutar de muchas maneras, gracias a nuestros amigos y paisanos panaderos de hoy y de siempre.RP@…

Un saludo desde la Ciudad del Caos, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, tierra del pozol, el nucú, la papausa y la chincuya…

Para contactarme: rupertoportela@gmail.com

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