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A la segura / La Feria

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Sr. López

 

El más impresentable primo que tenerse pueda, Pepe, allá por los años 60’s del siglo pasado, perdió 2,500 pesos en un albur en una cantina y parecía que iba a  pagar con la fractura de ambas manos porque no tenía tal cantidad (entonces era mucho). Antes que semejante cosa sucediera, sin nervios ni apuración rifó a su hermana (ella parece que a estas fechas, no lo sabe, así que no ande contando, es entre nos). Del álbum familiar tomó una foto de ella en traje de baño y entre sus compañeros y amigos de la UNAM, vendió como pan caliente 30 boletos de a 100 pesos cada uno. Recolectó 3,000 pesos, pagó lo que debía y se ganó 500 adicionales. Cuando este menda, para él siempre menso, le dijo que era terrible lo que había hecho, explicó: -La ley de probabilidades no falla, la Lotería rifa 50 mil números, ni modo que se la sacara uno de esos 30… mi hermanita no tiene tan mala suerte -¡toing!, onomatopeya de neurona que se desconecta. ¡Y le salió bien!

 

Aviso oportuno: vendo avión marca Boeing 787-8, poco kilometraje, color blanco, vestiduras impecables, automático, palanca al volante, aire acondicionado, equipadísimo, servicios al día; varias velocidades, sin reversa. Acepto cambio por equipo médico. Interesados, comunicarse a Palacio Nacional.

 

Póngase listo, no se haga bolas. La siguiente información fue proporcionada por Jorge Mendoza Sánchez, director general de Banobras (conferencia mañanera del 14 de enero de este año).

 

El avioncito de la discordia (el presidencial) lo adquirió Banobras; la Boeing le dio facilidades (tres pagos), en junio de 2014 se terminó de pagar la cantidad de 127 millones 348 mil 857 dólares (por ahí de 2 mil 963 millones de pesos al tipo de cambio peso-dólar de 2012).

 

Luego, Banobras firmó contrato de arrendamiento financiero con la Secretaría de la Defensa Nacional, Sedena, que vence hasta 2027. En el contrato dice que la Sedena “se obliga al pago de una renta durante un plazo forzoso (‘forzoso’, para no poner una vulgaridad), la cual deberá cubrir cuando menos el valor del bien, los costos financieros, los impuestos causados en la operación y en su caso, los accesorios financiados”.

 

El 27 de enero de este año el mismo Director General de Banobras informó que el saldo a pagar es de 2 mil 724 millones de pesos y explicó que “si llegamos a vender la aeronave al precio de avalúo, es suficiente para pagar el saldo que tiene el gobierno federal con Banobras”. Nada más que Sedena y Hacienda llevan pagados a Banobras mil 833 millones de pesos… bueno, de lo perdido, lo que aparezca.

 

Como no hay compradores ahora es rifa: no se sabe cuántos cachitos se van a vender y para mayor RIP no se va a usar lo recaudado para pagarle un quinto a Banobras, sino para comprar equipo médico -palabra presidencial, todos de pie-, o sea que Banobras ya puede ir preparando una acta de condonación de la deuda y rezar para que no le afecte sus estados financieros, digo, no es un cuate que se les fue sin pagar un vochito.

 

Nuestro presidente, en su conferencia mañanera del 23 de julio de 2019, explicó: “Entonces, sí van a quedar recursos, el hecho de no tener que estar pagando esos créditos es un ahorro”. Está en todo. No se le va una: dejamos de pagarle al gobierno y ahorramos al no pagarle al gobierno, aunque el gobierno pierda  (Banobras es parte de su gobierno, ahí le dicen)… ¿y si no lo rifa y no le paga a Banobras?, sería mejor conservar el bien… porque ahora, si lo rifa y alguien se lo adjudica: ni avión, ni lana, perder-perder, contabilidad y finanzas 4T.

 

Y se escucha a Sarita Montiel desde los cielos: “Riiifaaa, moreno, rifa con garbo, que un avioncito, que un avioncito te voy a dar, con el cachito de Lotería, de Lotería que hayas comprado tan lindo tú…”

 

Si San Juditas es de Morena, seguro se venden los seis millones de cachitos (300 mil números). Seguro.

 

Y como nuestro gobierno anda de suerte, el dinero de la venta de cachitos se va a usar para comprar equipo médico (¡la salud primero!), pero también para el sistema hidráulico en Zacualtipán, Hidalgo: (palabra presidencial ‘in situ’, 17 de septiembre de 2019; todos de pie); y para financiar la política migratoria, como el Presidente dijo (ya sabe: todos de pie), el 12 de junio de 2019: “(…) ¿de dónde va a salir el dinero?, pues saldría de lo que vamos a recibir por la venta del lujoso avión presidencial, de nombre, como burla, José María Morelos y Pavón, el apóstol de la igualdad, el que buscaba que se moderara la indigencia y la opulencia. Así se llamaba el avión presidencial”. Antes, el 2 de septiembre de 2018, ofreció gastar el producto de la venta del avión que ya quisieran los yanquis para su Trump, “en desarrollo social”.

 

Equipo médico, sistema hidráulico, desarrollo social, política migratoria: la multiplicación de los billetes y las monedas. Ni modo que dude usted (fifís, absténganse).

 

Finalmente (y como dice el cachito presentado por nuestro Presiente), la rifa “Es una cooperación para equipos médicos y hospitales donde se atiende de manera gratuita a la gente pobre”… claro, todo a la espera de que se adapten las leyes que haga falta porque el gobierno federal no tiene facultades para desincorporar bienes mediante sorteo, rifa o tómbola, aparte de exentar de impuestos al risueño ganador, cosa prohibidísima, pues no se pueden emitir leyes para un particular, sino solo de general aplicación… ¡ah! y también para que el gobierno tenga facultades para prestar de cachucha el hangar presidencial y darle mantenimiento gratis al avioncito un año (y que le apure la Lotería a comprar las 220 mil bolitas que le hacen falta). Eso, adaptar leyes o saltárselas a la torera es la parte fácil, dicho por nuestro Presidente: “no son obstáculo”.

 

Ante la evidencia de que vamos a salir perdiendo en cualquier opción, se propone quemarlo y cobrar el seguro. Se paga el deducible, perdemos ese poquito pero cobramos cuando menos el avalúo de la ONU (12 de junio de 2019): 150 millones de dólares, más que la rifa y sin enredos, a la segura.

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