MARIA DE LOURDES CORZO V.
8 DE MARZO, DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER
SEGUIMOS ESTANDO EN DESVENTAJA.
He padecido de todos los males que aquejan a una mujer que va para delante. Nos prefieren sumisas (aunque sea de a mentis) no solo las parejas, sino las semejantes y los gobiernos. Si levantas la mano: TACHE. Hoy comparto éste recuerdo que para muchos ha de ser olvidado y por otro desconocido para señalar que el tema es una constante y los progresos en materia de equidad y respeto a los derechos humanos de las mujeres parecen estar siempre lejos, muy lejos de concretarse.
MÁS DE 300.
Las calles de Manuel José Othón se distinguían por los ruinosos edificios en los que se encontraba la zona de maquila de costura de las marcas de ropa más famosas. La colonia Obrera, en esa zona cercana al metro San Antonio Abad constituía en ese momento un ágil motor de la economía de cientos de hogares, que dependían del salario semanal de las costureras.
Ahí como hormigas, en medio de pesados rollos de tela y maquinas de coser industriales -que en conjunto con los centenares de obreras hacían toneladas de peso que soportaban piso por piso los edificios – ellas cubrían sus arduas jornadas de trabajo. En medio de tandas, aboneros, vendedores por catálogo, de medias y de baterías de cocina que a su vez dependían de ese circuito de dinero circulante, trabajaban las mujeres que confeccionaban la ropa que se vendía en las mejores boutiques del país. Los dueños de “los talleres” de costura en su mayoría-si no es que todos- eran judíos, pero los “encargados” que más bien parecían capataces eran “mexicanos”.
Ese funesto día iniciaron labores a las 7 a.m. casi tres mil personas en la zona de costureras y a las 7.19 el mundo se acabó para más de trescientas de ellas, que quedaron atrapadas bajo las toneladas de escombro de los edificios, las telas, las máquinas…muchas pudieron haberse salvado, pero “los encargados” no las dejaron salir. Desde la estación del metro se veían los edificios con los letreros de las marcas de moda que se maquilaban en sus talleres: Catalina, Vanity, Topeka era el de referencia…pero ese día se desmoronó completamente. Los dueños de los edificios impidieron las labores de rescate, porque ellos querían recuperar sus máquinas, sus cortadoras, sus planchadoras de vapor…sus cajas fuertes. El gobierno los apoyó y acordonaron la zona para evitar “que les robaran” sin permitir que se realizara la labor de rescate de probables sobrevivientes. Yo trabajé en una brigada y no nos permitieron el acceso para realizar el trabajo de apoyo para las costureras a pesar de que se escuchaban gritos y lamentos entre los escombros. Nos mandaron a Garibaldi y a la zona de la Alameda, en donde se cayó el CONALEP y los Hoteles Regis y Del Prado entre otros edificios.
Después de 15 días permitieron el acceso, solo para que entrara la maquinaria pesada y decenas de cadáveres fueron levantados por la garra mecánica. En uno de los edificios rescataron el elevador lleno de mujeres ilesas, pero muertas por asfixia. No permitieron llegar a ellas.
Sus familias velaron y suplicaron días y noches que les permitieran la búsqueda e intentaban una y otra vez levantar piedra, pero llegaba la patrulla y los amenazaba con detenerlos por robo y al final pocos cuerpos fueron recuperados. Las que sobrevivieron quedaron desempleadas sin ninguna indemnización.
De las tragedias de mujeres, la de las costureras es un hito doloroso y punzante respecto a la discriminación, en el aspecto laboral, social y sobre todo de derechos humanos.
Nadie pagó para realizar una escultura que recordada por siempre a más de 300 costureras que quedaron sepultadas bajo los escombros después del terremoto de 1985, en el entonces Distrito Federal y la escultora Patricia Mejía realizó y donó una hermosa pieza llena de significado que hoy permanece ruinosa y escondida en un patio, de una unidad habitacional que se construyó donde antes estuvieron los edificios de las costureras. “La Costurera” confecciona una Bandera Nacional. Hoy a través de ésta colaboración la saco a orear y la presento ante ustedes. Como éste ¿Cuántos monumentos y homenajes a la mujer permanecen en el olvido?
