Cuando la abuela Virgen (ya sabe, Virginia, la materno toluqueña, la de los siete embarazos), exclamaba: -“¡Ya sucedió!” –todos sabíamos que algo serio había pasado: una muerte repentina, un embarazo indocumentado o el sismo de 1957 (cuando se cayó ‘el ángel’, que si se fija usted, es ángela… copa ‘D’), solo cosas así ameritaban un […]